La Edad del Hierro

Cabañas y castros celtas

 
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astros...

De la zona galaica (castreña)

De la zona celtibérica

      

os datos...

mientras...

¿Qué pasaba en Maderuelo?

 

 

Las cabañas  castreñas

Son las cabañas célticas que más se conocen porque pervivieron más tiempo a la romanización.

Son circulares, con paredes de abobe o piedra.  

Reconstrucción de cabaña castreña

  Pero sólo se dieron dentro de la cultura castreña del noroeste peninsular, como las de Santa Tecla y no se dieron en la meseta .  

En la zona galaica, las cabañas tuvieron inicialmente paredes construidas con  varas de avellano entrelazadas y revocadas con adobe.   Hacia el siglo II a.C. comenzaron a construirse  en piedra , conservado la planta circular.

Posteriormente, ya en época romana, se empiezan a realizar también en planta rectangular (aunque no desaparecen las circulares).

 


 


Las cabañas  del tipo celtibérico

Se dieron en una gran zona, que incluía mas allá del territorio de los llamados celtíberos, abarcando la meseta, el valle del Ebro y Cornisa Cantábrica desde el río Sella hacia el este.

Reconstrucción de cabaña celtibérica

Son propias de la 2ª Edad del Hierro (la época celtibérica, desde el siglo VI a.C. hasta la invasión romana).   Pasaron de la planta circular a ser de planta rectangular, aunque ocasionalmente aparecen algunas circulares u ovaladas.  

Sus dimensiones son mucho mas grandes y se dividen en muchas ocasiones en varias estancias. Las cabañas pasan a tener varias vigas que sostienen la techumbre, en lugar de un solo poste central y los muros poseen un zócalo de piedra (es decir que las paredes son de piedra hasta una altura de entre 30 y 50cm y el resto de adobe). Además, aparecen casos en los que las paredes de las cabañas están blanqueadas con cal, e incluso pintadas con dibujos geométricos.


 


El significado de castro

Proviene del latín "castrum" en cuanto a emplazamiento, castillo o campamento fortificado.  Pero su origen no parece latino sino celta,  ya que en el diccionario etimólogico de gaélico escocés de MacLennan aparece "kastr-" como raíz céltica, antecesora del gaélico "ceathair", del galés "caer, câr" y del bretón "kêr", con el significado de ciudad. 

Sin embargo, en algunas regiones, como Cantabria, castru es sinónimo de monte, sin que necesariamente implique la existencia de asentamientos antiguos, cosa que no ocurre con topónimos del tipo "cildá, cidad o castil", que siempre indican la existencia de ruinas antiguas.


 


 

Los Castros

Sus defensas
Sus habitantes
Sus muertos
Sus casas

En lugares estratégicos (cerros altos, con laderas escarpadas) los pueblos prerromanos establecían sus "castros" (poblados en la cima del cerro con murallas de defensa).

Muchos de estos castros, con el tiempo, se convirtieron en zonas pobladas de manera estable. 

Vista del castro de Tiermes 

  Los arevacos, al igual que otros pueblos celtas construyen sus ciudades (oppidum) y aldeas en altozanos de lomo redondeado y no excesiva altura en relación con el terreno circundante, generalmente llanos propicios para la agricultura y cercanos a ríos y arroyos, para asegurarse el suministro de agua y tener abrevaderos cercanos para el ganado. 

Tal es el caso del Cerro del castillo, en Ayllón, el cerro de la Picota, en Sepúlveda, Tiermes,  Garray o Numancia, en Soria, donde se han encontrado restos arqueológicos de poblaciones prerromanas, datados entre el 750 y el 300 a. de C.


 


 

Sus defensas

Estos castros se rodeaban de una muralla que solían tener un trazado sinuoso para adaptarse al terreno y su altura oscilaba entre los 3 y 5 m., estando rematadas por algún tipo de parapeto de madera que protegiera a los defensores.

paramento sin hiladas y trabado en seco

La técnica de construcción era simple pero efectiva.  A veces, estaba hecha de piedras asentadas en barro, con relleno de cantos y tierra.  Otras, con piedras irregulares (sillarejos) trabadas en seco, sin argamasa ni barro, y muy bien encajadas.  Estos muros se construían sin formar hiladas de piedra horizontales si no que buscan asentar firmemente la piedra sobre la base inferior.

A veces usaban doble paramento,  en las zonas más expuestas, para evitar el derrumbe de la muralla si el atacante derribaba el paramento externo.

 Las murallas no suelen tener torreones ni contrafuertes (se confía en la escabrosidad del terreno para la defensa de la muralla) sino un talud muy acusado y una gran espesor en la base, oscilando entre los 5 y 14m y algunos regruesamientos o bastiones junto a las puertas.

 Solían contar con varias puertas, para acceder al agua, a los pastos, etc.  Las entradas usaban la técnica del "embudo", que consiste en ir estrechándose paulatinamente.  A veces se combinaba con la técnica de "esviaje" que consiste en hacerla paralela a la muralla, para batir al atacante desde los flancos.

Las piedras hincadas se usaron en castros donde abundan las piedras con forma de grandes losas o lajas.  Se hincaban verticalmente en las zonas limítrofes a la entrada, a lo largo de una extensión que podía llegar hasta los 400m para impedir ataques sorpresa a caballo y dificultaba el asalto

Según la importancia o expansión del poblado, llegan a estar rodeados de doble o triple muralla


 


Sus habitantes

Un castro estaba habitado por gentes con una relación de parentesco.  Los expertos llaman a estas unidades suprafamiliares gentilitates (ya no se usa la palabra clan).

Dentro de las murallas, la urbanización es muy densa, con casas adosadas unas a otras, que dan a estrechas calles. Como curiosidad, hemos de decir que en el trazado de dichas poblaciones no se han encontrado ni plazas ni espacios abiertos (no se sabe muy bien cómo interpretar este dato).  Es muy posible que en las partes mejor defendidas (acrópolis si está en lo más alto) habitaran las jerarquías o castas guerreras.

Fuera de las murallas, establos de ganado, fraguas, alfareros y otros artesanos se concentraban en los campos limítrofes.

El tamaño de los cerros es determinante para la mayor o menor cantidad de población. Poblaciones como Numancia y Tiermes tienen más de 20 Hectáreas de superficie y se calcula que en ellas debieron vivir unas 4.000-8.000 personas.   Otras castros conservados van desde las 5Ha hasta las 30Ha, albergando una población entre 500 y 8.000 personas, respectivamente.

Sus casas

Las casas eran rectangulares, con zócalo de mampostería,  y más amplias que las construidas al final de la época de bronce, que solían ser de planta circular.  Solían usar la pared interior de la muralla para adosar casas y muchas tenían medianiles compartidos.

Los pudientes disponían de porche.  Era habitual encontrar hogares en el centro de una gran habitación principal. 

Sus muertos

Las necrópolis se asientan a corta distancia de los castros, 200 o 300 m. donde las gentes que habitaban el castro enterraban a sus difuntos.  Otras veces, usaban el espacio entre alguno de los anillos concéntricos de muralla para ubicar el cementerio.  Las tumbas y túmulos se señalaban con estelas.  Ocasionalmente se destacaban las tumbas de personajes importantes.


 


Y mientras ... ¿Qué pasaba en Maderuelo?  

En Maderuelo volvemos a toparnos con la dificultad de hacer prospecciones arqueológicas en el casco urbano, pero imaginamos que debió ser un caso similar a los que nos hemos referido anteriormente.  Si bien, no podría albergar una gran población por lo angosto de la plataforma superior del cerro.

 Además, con el transcurrir de los siglos, la gran mayoría de estos castros se reaprovecharon durante el siglo III d.C, cuando la Meseta atraviesa un periodo de gran inestabilidad por la decadencia del Imperio y posteriormente muchos se convirtieron en castillos (debido a la acertada elección del enclave).