|
Edad Media: El Reino de Castilla en el siglo XI
|
|||||||||||||||||||||||||||||||
|
Como ya vimos, todos los reyes de la época consideraban el reino como una hereditas o patrimonio que puede repartirse entre los hijos. Así, a la muerte de Fernando I , el primogénito Sancho II hereda el trono de Castilla, con Santillana, la Liébana, y los Condados de Monzón, Saldaña y Carrión, junto con las parias del reino de Zaragoza. Alfonso hereda el reino de León (hasta el Pisuerga) y las parias de Toledo. García recibe el reino de Galicia y el Condado de Portugal, las parias de los reinos de Badajoz y de Sevilla. Las hijas, Urraca y Elvira, reciben sendos infantazgos en los monasterios reales de León y Castilla (esto consiste en cobrar una serie de rentas de cada monasterio). No es cierto que Elvira recibiera Toro, ni que Urraca tuviera Zamora como ha querido ver la leyenda. Todo esto, según la Crónica Silense, fue decidido por Fernando I en diciembre de 1063, en un gran Consejo de nobles y obispos celebrado en León. El poderoso reino de Castilla y León que había reunido Fernando I quedaba, pues, dividido en tres reinos, a cuyo frente están tres monarcas, enfrentados entre sí. Ni Sancho ni Alfonso están nada satisfechos con el reparto. Sancho está resentido porque, aún siendo el primogénito, solamente ha recibido la herencia paterna (Castilla) y no la materna (León). Alfonso tampoco está conforme, ya que al antiguo reino de León se le ha desgajado Galicia y Portugal, aunque ha recibido las tierras del Cea y el Pisuerga, origen de continuos conflictos con Castilla. Esta falta de entendimiento tiene su reflejo en la restauración, en 1068, de la antigua sede episcopal de Oca, fijando su localización en Burgos. Con ello intenta tener una sede primada de Castilla (al margen de la sede compostelana).
En esta época encontramos
la figura de D. Rodrigo Díaz de Vivar, que tendría unos 25 años en este
momento. Figura en los documentos como alférez del rey Sancho y acompaña
en 1067 al rey en la campaña contra Navarra en la que Castilla recupera
Pancorbo y parte de la Bureba.
A partir de 1068
estalla la guerra abierta entre Sancho y su hermano Alfonso por la
frontera castellano-leonesa. En ese mismo año 1068 ocurre una escaramuza
en Llantada (cerca de Melgar de Fernamental –provincia de Burgos), que
no pasó de ser un encuentro entre pequeñas huestes de ambos bandos cerca
del río Pisuerga. En 1072,
después de haber llegado a un acuerdo entre los dos hermanos para
despojar a García de sus dominios de Galicia y Portugal, Alfonso y Sancho
se enfrentan en Golpejera (territorio leonés), el 4
de enero de 1072 (fecha probable) donde la leyenda nos ha dejado el
papel fundamental de D. Rodrigo Díaz de Vivar en la victoria castellana.
Sea como fuere, Alfonso cae prisionero de los
castellanos, que lo llevan a Burgos. Sancho entra vencedor en León y se
autocorona rey de León, pese a la oposición del clero y
la nobleza leonesa (el Obispo de León se negó a oficiar la
ceremonia de coronación). Ordena el exilio
de sus dos hermanos: García, a Sevilla y Alfonso a Toledo. En verano, Urraca y el
conde leonés Pedro Ansúrez se rebelan contra Sancho. Éste los persigue
hasta Zamora, donde se han refugiado Urraca y el conde. Establece un cerco
a la ciudad, pero el rey muere asesinado el 6 de octubre de 1072 por un
tal Velliti Ariulfi (el Vellido Dolfos de la
leyenda), un personaje que al parecer ha huido de la ciudad sitiada y pide
presentarse ante el rey para mostrarle una entrada secreta. Una vez en su
presencia, mata al rey D. Sancho con un venablo, aprovechando un descuido.
No disponemos de datos concretos de este breve y agitado periodo del siglo XI. Es de suponer que tras los muros de Maderuelo se realizaría una vida estrictamente militar, dado su carácter de vanguardia castellana, a solo 17 km de las torres de Ayllón, que los moros las han (como dice el Cantar del Mio Cid). |
|