Si bien, la Tierra de Maderuelo no es la primera que se funda al sur del Duero, ya participó como tal ya en las primeras cortes castellanas y es de las pocas que sigue vigente, existiendo los actuales estatutos con fecha de 11 de marzo de 1904.
La Comunidad de Villa y Tierra de Maderuelo se sitúa en el valle del río Riaza, remontando desde el Duero, la tercera aguas arriba después de las de Aza y de Montejo. A unos doce kilómetros a vuelo de pájaro de esta última encontramos la cabeza de esta tercera Comunidad, la villa de Maderuelo, cuyos orígenes y desarrollo se ocultan en la niebla de la historia.
Don Rodrigo Jiménez de Rada en su "De Rebus Hispaniae" menciona a Maderuelo entre las fortalezas recuperadas por el conde Sancho Garcés (Sancho Garsea o Sancho García, nieto del primer conde soberano de Castilla Fernán González) en 1011: "Hic obtinuit Pennam Fidelem (Peñafiel) et Septempublicam (Sepúlveda) et Madolium (Maderuelo) et Montelionem (Montejo), et Varinatium (Gormaz), Oaronam (Osma) et Sanctus Stephanum (San Esteban de Gormaz)"
La primera cita de Maderuelo la encontramos en 1088 cuando los clérigos de la villa acuden, en su representación, al concilio de Husillos en Burgos. Después aparece en el año 1109 en la que se nos presenta con el nombre de Castro Maderolum, formando parte de la diócesis de Burgos, aunque poco después de la erección de la diócesis segoviana, hacía el año 1120, Maderuelo pasara a integrarse en ésta antes de 1130, según podemos comprobar en la bula de Calixto II, que señala los límites y las tierras de la diócesis segoviana: "Et infra hos terminos Coca, Iscar" Maderol ... Pedraza""
La comunidad de Villa y Tierra de Maderuelo limitaba al Norte con las Comunidades de Montejo y San Esteban de Gormaz, y al Este con la de Ayllón, al Sur con las de Fresno y Sepúlveda, y al Oeste con la de Montejo.
A ella pertenecieron las siguientes aldeas actuales, sitas hoy todas ellas en la provincia de Segovia:
Los despoblados que la documentación o la tradición oral señalan en la Tierra de esta Comunidad, sin contar el pueblo de Linares del Arroyo, sumergido recientemente por el pantano son:
Plano de la comunidad de Villa y Tierra de Maderuelo:
El nombre de Comunidad de Villa y Tierra designa a un concejo cabecero (Villa) y un número variable de aldeas que dependen jurídica y administrativamente de la Villa (la Tierra) es un término acuñado por la historiografía del siglo XIX para designar a una serie de concejos que tienen unas grandes propiedades comunales sujetas a un régimen jurídico y de aprovechamiento realmente peculiar.
El origen de las Comunidades de Villa y Tierra hay que buscarlos en el avance de la Reconquista y repoblación castellanas. A finales del siglo XI, con la Conquista de Toledo, la frontera cristiano-musulmana se ha alejado lo suficiente de la Extremadura Castellana (la franja de terreno entre el río Duero y el Sistema Central) como para permitir una repoblación estable.
Al principio se dota a una fortaleza o una villa de un extenso alfoz (terreno jurídicamente dependiente de ella) donde se irá estableciendo la población que viene de otros lugares (al reclamo de entrega de tierras y un estatus jurídico mejor que el que tienen al Norte del Duero). Dichos pobladores se van instalando en aldeas diseminadas por todo el alfoz, que dependen jurídicamente de la villa cabecera. El vocablo alfoz viene de la palabra árabe al-hawz (la traducción sería distrito o pago rural). Parece ser que fue un término introducido en Castilla-León por los emigrantes mozárabes.
En el Fuero de Sepúlveda de 1076, Maderuelo no es más que una fortaleza que depende jurídicamente de Sepúlveda. Habrá que esperar a principios del siglo XII para que nuestra villa se desgaje del alfoz de Sepúlveda y tenga entidad propia como cabeza de una nueva Comunidad de Villa y Tierra.
Cada Comunidad de Villa y Tierra debió contar con un Fuero que no sería más que la plasmación por escrito de los usos y costumbres del lugar (muchos de los capítulos del Fuero sepulvedano se pueden considerar usos antiguos). Junto a las villas, comienza a aparecer una red de aldeas a su alrededor, fundadas muchas de ellas por guerreros o por grupos emigrantes que van llegando y se asientan mediante la presura. Así, durante el reinado de Alfonso VII (1126-1157), las villas y las aldeas de su alfoz forman ya en el Nordeste de Segovia una tupida red de poblaciones con unos límites muy bien definidos (a tenor de los documentos donde se delimitan con gran detalle términos entre aldeas limítrofes).
Las Partidas de Alfonso X el Sabio, concretamente la III Partida, Título XVIII, Ley IX, señalan lo que debe ser de aprovechamiento comunal en la villa y tierra:
"las fuentes, las plazas donde se hace el mercado, los lugares donde se junta el concejo, los arenales de las riberas de los ríos, las carreras (caminos), los montes y las dehesas. Cada hombre que fuere morador puede usar de todas estas cosas, y son comunales a todos, tanto a los pobres como a los ricos. Mas los que fueren moradores de otro lugar no puedan usar de ellas contra voluntad o defensimiento de los que morasen"
Las Comunidades de Villa y Tierra acabarán desapareciendo definitivamente mediante una Real Orden de 31 de mayo de 1837 donde se suprimen "Las Juntas o Ayuntamientos Generales de Universidades de Tierra". A pesar de ello, muchas Comunidades de Villa y Tierra siguen vigentes, a efectos administrativos, con dicha denominación. La Comunidad de Villa y Tierra de Maderuelo tiene unos Estatutos con fecha de 11 de marzo de 1904.
Aparte de las excursiones que recomendamos alrededor de Maderuelo, también mostramos otras rutas que pueden realizarse en coche o bicicleta, para visitar interesantes parajes o monumentos que rodean Maderuelo.
Desde Campo, seguimos la carretera de Cilleruelo, antigua cilla o almacén de la parroquia de Campo, con un ejemplo claro de iglesia rural sencilla.
Siguiente parada: Cedillo de la Torre.
Ya se ve desde muy lejos pues la torre tiene una altura inusual. Este pueblo se asienta sobre una antigua quinta romana y se llamó en el pasado Quintana Cedillo. Privado injustamente de su mejor joya, el artesonado que les arrebató el Alcázar de Segovia para reemplazar el que se quemó. Otro ejemplo de lo difícil que resulta hacer valer los derechos de nuestros pequeños pueblos serranos.
Tomamos la dirección a Bercimuel, para volver después a Campo y desviarnos a Riaguas de San Bartolomé. Paramos para ver el caserío y la torre con su inseparable nido de cigüeña. Una agradable vereda de viejos álamos nos conduce a Alconada de Maderuelo, vigilante en un altozano.
Descendemos a Aldealengua de Santamaría, cuyo nombre indica que antiguamente ya estaba muy poblada. El campanario robusto y una puerta románica demuestra su antiguedad. Bien situada sobre la fértil vega del Riaza.
Una vez aquí, podemos seguir dirección a Ayllón por la C-114 y llegar a Languilla, que destaca por su urbanismo rústico, con casas apiñadas en torno a la iglesia. Los cerros rojizos próximos nos evocan imágenes extrañas en este pueblo donde el río Aguisejo entrega sus aguas al Riaza.
Cambiamos el sentido y descendemos hacia Maderuelo. Los últimos kilómetros de esta carretera son de gran belleza cuando divisamos la villa amurallada que emerge detrás de las curvas que el río ha labrado en los peñascos.
Ayllón se encuentra a 18 km, por la CL-114. Se alza en la falda de un cerro donde se asentó un antiguo castro arevaco y un castillo posterior. Destaca por su plaza porticada, sus iglesias, la Martina, única torre albarrana superviviente del antiguo castillo y varias palacios y casas blasonadas. Bien merece la pena un paseo por sus calles.
Desde Ayllón, seguimos la CL-114 hacia Atienza, que se adentra en la Sierra y ofrece panorámicas muy bellas.
Destacan las rocas conglomeradas de Francos, la iglesia de Valvieja y ,sobretodo, la arquitectura rústica de El Muyo y Madriguera, pueblos negros y pueblos rojos. Dependiendo del tiempo disponible, recomendamos llegar cerca del límite de provincia con Guadalajara y visitar Pedro, que contiene una iglesia de arquitectura visigoda del SVII, similar en estilo a la Veracruz de Maderuelo.
Existe otra alternativa. Desde Ayllón tomar la N-110, direccion a San Esteban de Gormaz y desviarnos a un kilómetro escaso hacia Liceras, ya en tierras sorianas. Varios pueblos se sucenden hasta Montejo de Tiermes y Termancia, la importante ciudad celtíbera. Pero quizás esta visita merezca otra excursión.
A Riaza podemos llegar por dos caminos desde Maderuelo. el primero consiste en dar un pequeño rodeo y seguir la CL-114 hasta Ayllón para continuar hasta Riaza por la N-110. Es el mejor trazado y, de paso, podemos visitar Ayllón y la iglesia románica de Santa María de Riaza.
O bien, ir a Campo de San Pedro, visitar Fresno de Cantespino e incorporarnos a la N-110 en Gomeznarro. Son carreteras locales de peor trazado, aunque el firme esta en buen estado.
En Riaza, pasearemos por su amplia plaza porticada y su caserío, de tradición rural, últimamente amenazado por la moda constructiva de chalets y adosados.
Desde Riaza, recomendamos subir a la ermita de Hontanares, mirador privilegiado de las tierras segovianas que se extienden hasta el Duero.
Partimos de Maderuelo hacia el puente que cruza el pantano y hacemos la primera parada.
Allí se alza, sobre los cimientos de una ermita visigoda, la Veracruz, un templo de austero estilo pre-románico. En su interior sólo quedan las improntas de uno de los frescos más importantes de Castilla y de la Península. Fueron trasladados al museo del Prado a mediados del SXX, para salvarlos de la inundación del embalse recién construido.
Algunos entendidos afirman que se trata de una ermita templaria donde se custodió un lignum crucis, un fragmento de la cruz de Cristo.
Seguimos la CL-114, hacia Aranda. Una vez pasadas las primeras curvas del monte, tomaremos el desvío a Castillejo de Robledo. Tras cruzar rectilíneamente el páramo, descendemos repentinamente a una hondonada en cuyo centro se levanta un montículo sobre el que se alzan las ruinas imponentes de un castillo que fue templario. Después de la proscripción de la orden, se cedió la Orden del Hospital. Todo el pueblo esta rodeado de paredes verticales que lo ocultan y aislan.
Según los entendidos, se trata de un enclave de iniciación o entrenamiento, sabiamente escogido por estar oculto, ser defendible y contar con agua abundante. Muy similar a la idea del castillo y convento del cercano río Ucero.
Destaca la iglesia parroquial, donde se conservar restos de decoración blanquinegra, posible referencia a la bandera templaria (beauseant).
Merece la pena ascender al castillo e intentar adivinar sus defensas y estructura, a partir de las ruinas que nos han llegado.