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Vegetación:los Bosques |
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Según Rivas-Martínez la zona potencial de la sabina albar se circunscribe en la vertiente derecha del Riaza y una parte del norte y noroeste del término de Maderuelo. Sin embargo, la sabina hace patente su presencia aunque en muchas ocasiones sólo sean ejemplares arbustivos aislados, lo que haría pensar que la sabina cubre un área más extensa de vegetación potencial. Como se ha comentado, la superficie dominante del sabinar es poblada por la sabina albar (Juniperus thurifera). Su centro de dispersión parece situado en la Península Ibérica, aunque por el norte se encuentra presente en los Alpes franceses y por el sur en el norte de África, ascendiendo en el Atlas por encima de los 3.000 metros. En España, la sabina albar, tiene sus mejores bosques en las montañas interiores del centro, ocupando las altas parameras y laderas expuestas al sol, normalmente en terrenos calcáreos aunque tolera bien los silíceos. Es una cupresácea siempre verde cuya altura oscila entre los 4 y 12 metros pero algunos viejos individuos llegan a medir los 20 metros de longitud. Son bosques relictos, dado que surgieron en el periodo Terciario y han conseguido sobrevivir hasta el presente. El crecimiento de la sabina es muy lento y a medida que envejecen se van retorciendo los troncos y formando oquedades que serán útiles para la fauna. Los ejemplares más antiguos de la zona se encuentran en torno a la ermita de Moral de Hornuez y algo más distantes en los sabinares de Ayllón. En el término de Maderuelo los ejemplares son de pequeña o media talla, habiéndose desarrollado en los mejores casos hasta los 6 metros de altura, por lo que el porte de la mayoría de los individuos se podría considerar arbustivo por el momento. La calidad de los sabinares de Maderuelo es variable dependiendo de la profundidad del suelo, de la presión del hombre y de la competencia con las encinas (formaciones boscosas del género Quercus). Normalmente en las laderas, la profundidad del suelo es escasa, aflorando en numerosas ocasiones la roca madre. En la mayoría de estos desniveles colonizados por diferentes matorrales, se presentan las sabinas con una baja densidad y porte arbustivo. Debido a la precariedad de las condiciones del medio es difícil que alcancen un mayor desarrollo, eso sí, en este caso tampoco existe competencia con otros árboles (fanerófitos). Ejemplo de este tipo de vegetación se encuentra en la mayor parte de los valles que vierten al Riaza, en la ribera derecha (aldehuela, el pulpito, la cercona, etc...) Los terrenos de cultivo se crearon por el descuajado y aclaramiento del monte. Muchas roturaciones se realizaron en fecha tan reciente como el principio del siglo XX. Prueba de ello es que en muchas lindes de las tierras todavía se conservan sabinas de mediano porte, lo que se ha denominado como “cultivos con arbolado en mosaico”, y en tierras que han sido abandonadas se pueden observar pequeñas sabinas que van regenerando el terreno de manera natural. También en los taludes de la línea de ferrocarril y en los terrenos colindantes con la carretera C-114 proliferan estas cupresáceas, sobre todo en los legos junto al camino que enlaza la C-114 entre sus kilómetros 131 y 132 con el embalse de Linares (aquí compite con quejigos a medio desarrollo que van dominando a medida que nos desplazamos hacia las partes altas de las laderas). Algunas especies que acompañan a las sabinas son:
Es el bosque más característico en toda la zona mediterránea, dominando en la parte de clima más continental Quercus ilex Subsp. ballota, que llega a alcanzar los 1.400 metros de altitud en algunas montañas, así como en las altas planicies del interior peninsular. En los suelos calizos, caso de Maderuelo, el Páramo y las Hoces del Riaza, terrenos todos por encima de los 900 metros, los encinares no se desarrollan más allá de la etapa arbustiva denominándose entonces carrascas. A sus formaciones boscosa se les llama carrascales, acompañándose a veces por la sabina albar, siendo muy escasa la presencia de otro tipo de arbustos. En las primeras etapas de degradación del encinar se presenta solamente en forma arbustiva. Durante los dos últimos millones de años, el Cuaternario, los encinares o carrascales han ido desplazando a la sabina albar, compitiendo y dominando los suelos más ricos y profundos. La encina es un árbol de hoja perenne (perennifolio) de hoja ancha, más o menos redondeada-lanceolada y altura media normal entre 15-20 m., aunque algunos ejemplares pueden alcanzar los 25 metros. Las carrascas tienen un porte bastante menor. Algunas especies que acompañan a las encinas son:
El encinar más significativo se encuentra en el noroeste, cerca de los límites de Maderuelo con Valdevarnes, Valdevacas, Montejo. La cobertura en este sector se puede considerar el 90% aunque la vegetación herbácea y arbustiva está más empobrecida, por ser una zona habitual de pastoreo.
El árbol dominante es el quejigo o roble carrasqueño (Quercus faginea Subsp. fagiena), planta de tamaño medio que no sobrepasa los 20 metros de altura. Este tipo de quejigo es el más abundante en la Península Ibérica ya que se extienden desde los Pirineos hasta la Serrezuela de Ronda, por su resistencia al frío invernal y a la sequedad estival. Prefiere suelos calizos, frescos y profundos, únicos terrenos en los que realmente forma bosques de importancia. Sus hojas son simples, alternas y semicaducas (marcescentes) que permanecen secas todo el otoño e invierno en la rama hasta que se desprenden al brotar las nuevas hojas en la primavera siguiente. Es habitual observar este árbol unas tumoraciones en forma de bola con unas protuberancias, son los “agallarones” o agallas. Estas alteraciones las produce un insecto del género Cynips, al inocular una sustancia en los brotes jóvenes donde depositará la puesta para que se desarrollen las larvas. En Maderuelo permanece la creencia errónea que las producen los molestos tábanos. Como especies vegetales acompañantes a los quejigos se pueden citar a un buen número de rosáceas, entre ellas:
Las concentraciones más importantes de quejigo se sitúan en Maderuelo, cerca del embalse. Un primer núcleo ocuparía desde unos 300 metros al este del Arroyo del Locino hasta Los Valles. Y un segundo núcleo se sitúa en las inmediaciones del Arroyo del Pocillo.
Se encuentran pequeños núcleos de repoblación efectuada por ICONA en los años 50 con pino laricio (Pinus nigra Subsp. salzmannii) que se concentran fundamentalmente en pequeños aterrazamientos en algunas laderas, principalmente orientadas al norte. Son arbolillos de pequeño porte que debido a la poca profundidad del suelo y la sequedad de éste, tienen un mínimo desarrollado. Los núcleos se centran en las márgenes del embalse. Al este, frente a Maderuelo, entre la carretera C-114 y la orilla derecha, donde los árboles tienen un desarrollo medio y alterna esporádicamente algún quejigo con ellos. En las cimas de las colinas, algunos pinos han evolucionado curiosamente, ya que la inmediata afloración de peñascos calizos les ha impedido crecer y han experimentado un "efecto Bonsai", desarrollando ramas y acículas menores de lo normal y más espinosas. Otro punto se halla entre el km. 159 de la línea de ferrocarril y la margen izquierda del pantano, siendo un grupo de pinos de pequeña talla y realmente enfermos al estar seriamente afectados por la procesionaria del pino.
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