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Tanto la flora silvestre como la agricultura se ven condicionadas por este clima de gran dureza invernal y fuerte aridez estival. A continuación se exponen algunos ejemplos de plantas cuya floración o invernada están determinadas por el clima.
Basado en el “Estudio Climatológico del Refugio de Rapaces de Montejo” (Javier Cano Sánchez; Segovia, 1989). Un clima tan duro reduce la gama de cultivos, imposibilitando los árboles propios de la región Mediterránea. Es el clima el principal factor limitativo de la actividad agraria, ya que al impedir el desarrollo de cultivos de zonas cálidas (termófilos) o ricas en agua (hidrófilos), reduce la gama de cultivos casi exclusivamente al cereal que es dominante en la zona de Maderuelo. Por un lado, las bajas temperaturas y, sobre todo, su larga duración, paralizan la actividad biológica durante 5 meses. Además, el retorno del frío en primavera y su adelanto en otoño, como consecuencia de la entrada de masas de aire frío de circulación meridiana, retrasan el desarrollo vegetal. Por otra parte, la distribución de las precipitaciones, que coincide de noviembre a abril con temperaturas medias mensuales inferiores a 10º C, ni benefician la actividad biológica, ni contribuyen a la fertilización del suelo, siendo el proceso de edafización prácticamente nulo. Son las precipitaciones de mayo y julio, meses en los que las temperaturas experimentan un aumento, las protagonistas de la eclosión primaveral y del logro de las cosechas. Ahora bien, aunque la cuantía de las precipitaciones es mayor, al coincidir con temperaturas altas, se produce una importante evaporación y la cantidad de agua retenida en el suelo sigue siendo muy escasa. La aridez estival, sobre todo en los meses centrales (julio y agosto, con índices de precipitación inferiores a 25mm.), produce la desecación, encostramiento y agrietamento del suelo y, como consecuencia, el agostamiento de la vegetación.
nfluencia del clima sobre los animales También el clima afecta a la presencia de las especies tanto sedentarias como migratorias, y en las densidades de todas las poblaciones animales. Veremos algunos ejemplos de fenologías de algunas especies representativas de los ecosistemas presentes en Maderuelo.
Sólamente tenemos en cuenta migraciones de las aves, ya que las migraciones de mamíferos prácticamente han desaparecido al ocupar el hombre toda la península. Antes de la adopción de la ganadería, la fauna silvestre de nuestras latitudes realizaba migraciones al entrar el verano en sentido nordeste-sudoeste, faldeando la Sierra por itinerarios muy similares a las que despues imitaría la trashumancia, buscando pastos verdes. En cuanto a las aves, no se sabe con certeza qué las impulsa a realizar grandes migraciones. Podría ser el descenso de las temperaturas y llegada del crudo invierno, por la escasez de alimento o por una combinación de las dos. Lo único cierto es que realizan enormes viajes, con gran precisión extraordinaria hasta zonas favorables. Unas especies vuelan bien en bandos como los ánsares (Annser anser) y grullas (Grus grus), bien en grupos muy reducidos y desordenados como las collalbas (Oenanthe sp.), o incluso individuos aislados como la abubilla (Upupa epops). En el siguiente cuadro están representadas 20 especies migratorias frecuentes en estas tierras.
La influencia del clima y el suelo en la distribución y desarrollo de la vegetación y fauna es determinante. Para entender la distribución de los seres vivos en Maderuelo, conviene analizar el encuadramiento de Maderuelo en el marco de la Península Ibérica atendiendo a tres de los criterios más utilizados. Desde el punto de vista biogeográfico la mayor parte de la Península Ibérica se encuadra dentro de la región mediterránea (del Reino Holártico) y sólo una quinta parte, aproximadamente, correspondería a la región Eurosiberiana. Maderuelo y los terrenos circundantes, se sitúan concretamente en la Subregión Mediterranea Occidental, superprovincia Mediterráneo-Iberoatlántica, Provincia Carpetano-Ibérico-Leonesa, Sector Guadarrámico y subsector Ayllonense (Rivas-Martínez).
La Bioclimatología estudia los factores físicos (precipitaciones, temperatura, etc.) que afectan a los seres vivos de una zona determinada. Para medir la influencia del clima en la vegetación se utilizan los Diagramas Bioclimáticos y la Clasificación en Pisos y Subpisos Bioclimáticos. Este método permite comprender los ecosistemas maderolenses y sus interrelaciones con el clima. Los diferentes pisos bioclimáticos son distintos espacios con climas diferenciados (temperatura, lluvias, vientos,...) por estar ubicados a diferente altitud o latitud. Así los pisos bioclimáticos condicionan, en gran medida, los pisos de vegetación y las comunidades vegetales que los pueblan. Se ha seguido la clasificación bioclimática de Salvador Rivas-Martínez, publicada en 1987 en la “Memoria del Mapa de Series de Vegetación de España”. Dicha clasificación diferencia en la subregión Mediterránea seis tipos bioclimáticos, y en Castilla y León se diferencian cuatro tipos bioclimáticos,definidos en función de sus valores térmicos:
Donde "mínima" es la media de las mínimas del mes más frío y Máxima es la media de las máximas del mes más frío. El índice de termicidad se calcula (T + m + M) x 10ºC y permite subdividir los piso bioclimáticos en subtipos:
De estos cuatro
tipos bioclimáticos, el nordeste de Segovia pertenece al tipo
Supramediterráneo
caracterizado por:
Temperatura media anual de +8 a +13ºC
Temperatura media de las mínimas del mes más frío de -4 a -1ºC.
Temperatura media de las máximas del mes más frío de +2 a +9ºC.
Índice de termicidad de 60 a 210.
Las duras condiciones climáticas de este piso
(Tm=11,6ºC, Pm 450mm y periodo seguro de heladas superior a 80 días) que
identifican este espacio con el tipo Con estos resultados se determina que Maderuelo (con índice de termicidad 135) se encuadra en el subpiso Supramediterráneo medio. Por otro lado, las Hoces del Riaza con un índice de termicidad superior (203) se encuadra en el Supramediterráneo inferior.
iagramas bioclimáticos Se ha utilizado la fórmula de diagrama bioclimático propuesta por Montero de Burgos y González Rebollar (1974, 1982) que establece la correlación clima-vegetación e introduce el factor suelo como elemento decisivo en la retención y disponibilidad de agua para la vegetación. Los parámetros que controlan la elaboración de los diagramas bioclimáticos son la capacidad de retención (CR) o milímetros de agua que el suelo es capaz de retener de un mes para el siguiente y la escorrentía superficial (W) o tanto por ciento de agua de lluvia que escurre superficialmente y no penetra en el suelo, estableciéndose los siguientes índices bioclimáticos:
Para calcular los diagramas se calculan cuatro hipótesis:
En las cuatro hipótesis se produce una paralización vegetativa por frío (IBF) desde noviembre a marzo. También se produce una paralización vegetativa por sequía (IBS) durante los meses de julio y agosto. La importante carencia de agua (alta IBS) de mitad del verano exige una etapa de recuperación hídrica que ralentiza la recuperación de la actividad vegetativa. En resumen, la actividad vegetativa sufre siete meses de paralización, cinco en el invierno y dos durante el estío. Esto afecta no sólo a la vegetación potencial de Maderuelo, sino también a los cultivos y conlleva repercusiones económicas y sociales.
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