|
|
||||||||||||||
Clima y relieve condicionan toda la red hidrográfica. La inclinación hacia el oeste de la Meseta explica el largo recorrido de su mayor río colector central, el Duero, que desemboca en el Atlántico después de atravesar longitudinalmente la región y de recoger las aguas que drenan la vertiente sur de la Cordillera Cantábrica y la vertiente norte del Sistema Central. La red fluvial está jerarquizada y organizada en forma de “espina de pescado”. Posee dos afluentes principales por la derecha: el Pisuerga y el Esla. Y uno por la izquierda: el Tormes. El régimen general de los ríos de Castilla y León es nivopluvial, por lo que pese a la irregularidad de las precipitaciones sus caudales no muestran acusados estiajes, en los grandes rios colectores. La red hidrográfica castellano-leonesa no es apta como vía de comunicación por lo que en la meseta norte se ha desarrollado un red de caminos. Los ríos en realidad crean obstáculos a salvar, condicionando el trazado de puentes y vadeaderos.
El río Riaza se forma a partir de unos manantiales próximos al puerto de la Quesera, en la vertiente norte de la Sierra de Ayllón. Tiene un recorrido de 114 km., desembocando en el Duero por su margen izquierda a la altura de Roa, tras pasar por las provincias de Segovia y Burgos. La extensión de la cuenca es de 1.082 km2. Según la red de aforos de los cursos fluviales en la Dirección General de Obras Hidráulicas, El río Riaza se afora aguas debajo de la presa del Embalse de Linares del Arroyo. La cuenca en este punto es de 756 km2 y se encuentra en una cota de 890 m.n.m. Su lozalización, en coordenadas U.T.M., es 30T VL 533986. El nacimiento del Riaza Tras nacer en La Quesera, el Riaza recorre una región silícea, siendo las aguas de este tramo de cabecera blandas y muy poco mineralizadas, como se refleja en una conductividad que oscila entre 11-14 umhos/cm y una dureza variable entre 0-8 mg/l CO3 Ca. Los valores de pH son neutros a lo largo del año y las temperaturas del agua oscilan entre los 4 y 20 ºC. El curso medio Aguas abajo, entra en una zona de sustrato calizo donde aumenta considerablemente la conductividad y dureza del agua del río, siendo entonces sus aguas muy productivas. Las aguas del Riaza son retenidas en el embalse de Linares del Arroyo, en el término municipal de Maderuelo. Estas aguas son utilizadas, fundamentalmente, para producción de energía eléctrica y riegos, mediante el canal del Riaza. Tras el embalse, el río Riaza se nutre de agua del propio embalse y de los manantiales y fuentes existentes, fundamentalmente por su margen derecha, entre la estación de aforo y el embalse. Estos últimos aportes de agua al río cumplen un papel muy importante en los periodos en los que no se desembalsa, que suele ocurrir entre octubre y marzo o abril, dependiendo de la pluviosidad del año. Cuantitativamente suponen un aporte de aproximadamente un 20% del caudal procedente del embalse, en la última década. El curso bajo Cerca de la confluencia con el río Duero los valores de conductividad suben a avalores de entre 460-500 umhos/cm y la dureza llega a valores comprendidos entre 250 y 310 mg/l CO3 Ca, siendo en ambos casos los valores máximos en otoño e invierno y mínimos en primavera y verano. En este punto la cantidad de fosfatos de las aguas oscila entre 0,23 y 0,64 mg/l a lo largo del año. Y las temperaturas fluctúan, en líneas generales, entre 6 y 18 ºC.
No se registran grandes cambios en el volumen de precipitaciones si no en la forma e intensidad. El volumen anual apenas ha variado desde 1948, pero buena parte de la cuenca del río Riaza está situada en una zona en la que la altitud media es elevada y la precipitación en forma de nieve solía ser frecuente. Esta precipitación sin fundir era una reserva que, al producirse el deshielo se dirige de forma más o menos torrencial hacia los fondos de valle, dando lugar a una elevación considerable del caudal de los ríos. Por el contrario, con la precipitación en forma de lluvia es más fácil que se produzca una filtración antes de llegar a los arroyos o ríos, disminuyendo el caudal en superficie.
La puesta en funcionamiento del embalse ha introducido una variabilidad casi cíclica en los caudales con valores punta cada 5-6 años y, por tanto, en las aportaciones. Esta situación cambia radicalmente a partir de 1965 ya que los valores extremos, sobre todo los máximos, se reducen e incluso se produce una especie de “normalización” a partir de 1980 pues los aportes se reducen y la variabilidad es muy estrecha. Evidentemente, esta situación se debe a la aportación de las aguas del embalse y nos indica la clara tendencia existente en el río Riaza hacia una época de reducción de caudales de tal manera que difícilmente se superan los 2m3/sg. en la última década. El embalse ha provocado grandes cambios ya que el Riaza, aguas abajo, se comporta de una manera anormal, con más caudal durante los meses en los que hay riego. El uso prioritario del embalse es el riego y por tanto en los meses de septiembre a mayo el caudal aguas abajo se debe a la escasa suelta del embalse y a los manantiales de la zona. En los meses de verano se producen los caudales más elevados, sobre todo en el mes de julio. Esta situación hace que en el río Riaza se esté produciendo una alteración ecológica de importancia ya que lo normal es que los máximos se dieran en el mes de abril y que los aportes de mayor importancia se producían siempre en primavera. Es indudable que las especies de peces más sensibles a esta alteración han sufrido importantes cambios en su hábitat por lo que ha variado la configuración ictiofaunística del río Riaza tanto en el embalse como en el tramo posterior.
Aguas arriba de Maderuelo La cuenca del Riaza recibe aportaciones, unas continuas o discontinuas que vierten sobre el propio río Riaza, aguas arriba del embalse. Desde la margen derecha El río Riaza por su margen derecha recibe las aguas del río Aguisejo a la altura de Languillla. Desde la margen izquierda A la altura de Alconadilla el río Riaguas va a desembocar en la margen izquierda del río Riaza. Sobre el embalse Varios afluentes vierten sus aguas directamente aunque son todos arroyos o torrenteras, cuyo caudal casi se agota en los meses de escasas precipitaciones. Desde la margen derecha
Desde la margen izquierda
Las fuentes y manatiales también aportan caudal al Riaza.
Aguas abajo del embalse Tras la presa de Linares, otras fuentes aportan casi el 20% del caudal del Riaza en periodos en los que no hay suelta.
La aportación de estos manantiales es fundamental para mantener una calidad mínima en el curso bajo del Riaza. Además de mantener el caudal del río en unos mínimos aceptables en los meses de estiaje, también diluyen el agua aportada por el embalse mejorando su pureza, lo que es muy importante para la preservación de la Flora y la Fauna.
El embalsado del Riaza provoca una gran variación en la composición química y calidad de las aguas del río. Para probarlo se muestran los valores de análisis tomados en distintos puntos del curso del río. El primer análisis se toma a la altura del puente de Maderuelo (punto 1) y el segundo en el río Riaza tras el embalse a 60 m. aguas debajo de la presa (punto 2). ANÁLISIS FÍSICO-QUÍMICOS Y MICROBIOLÓGICOS DEL RÍO RIAZA
La interpretación de los resultados obtenidos es que el agua del río Riaza llega a la cola del embalse con bastante materia orgánica disuelta, por la erosión sobre campos de labor que arrastra abonos y fertilizantes y por el vertido de residuos y colectores en pueblos aguas arriba. Por tanto el agua llega al embalse con una calidad muy baja. Los sólidos en suspensión, materia orgánica y DBO, son parámetros que ofrecen unos valores muy por encima de lo normal. Indudablemente, en verano el porcentaje es aun mayor, por el bajo caudal del río y por alto volumen de agua residual vertido en los pueblos más próximos por la afluencia de visitantes. El embalse provoca un estancamiento y retención. Al detenerse las aguas, se produce una decantación y depuración natural que hace que los diferentes nutrientes arrastrados por el río sean metabólizados por el plancton presente en el embalse y se consigue una cierta asimilación de los mismos. Tras la presa, la acción del plancton ha reducido enormemente la materia orgánica y el resto de los parámetros. Únicamente el oxígeno disuelto en agua sufre un descenso relativo. La temperatura del agua es más fría debido a que la captación de la presa se hace a varios metros de profundidad. Es importante así mismo la reducción en aerobios totales. Sin embargo los sólidos en suspensión persisten en valores anormalmente altos (39 mg/l tras el embalse, a pesar de descender desde 90mg/l). El motivo es que en la base de la presa el continuado depósito de sedimientos ha dejado la capa de limos muy cerca de la toma de la turbina y la succión arrastra partículas finas y colorean el agua del río de pardo-grisáceo que contrasta con la gran transparencia del agua de los manatiales. Aguas residuales vertidas Aproximadamente al río Riaza se vierten, antes del embalse, directa o indirectamente unos 600m3/día de agua residual. Si bien es una cifra no excesiva, son muy perjudiciales en las épocas de bajo caudal ya que la capacidad de drenaje y/o autodepuración del ecosistema no son suficientes para reducir su impacto en el río y, por tanto, en el embalse.
Influencia de la calidad de las aguas Tanto la variación de caudales como la alteración fisico-química ha influido en la desaparición y/o migración de algunas especies como, por ejemplo, la trucha común, en la que las fases de reproducción y el primer alevinaje encuentran seras dificultades en aguas tan pobres en oxigeno y saturadas de elementos en suspensión.
|
|