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Esta sencilla y austera ermita pasa desapercibida a los pies de las murallas de Maderuelo. Es, sin duda, el templo más antiguo que se conserva en esta villa, edificado sobre una ermita visigoda anterior, junto a la vega del Río Riaza. En 1907 se publicó un breve artículo sobre ella y sorprendió al mundo por contener uno de los frescos románicos más valiosos de España, datados en la primera mitad del siglo XII, durante la repoblación y reconquista de estas tierras segovianas. El pintor es anónimo pero existe cierta controversia acerca de si es la misma mano que creó otras joyas románicas como las de San Baudelio, en Soria, o Sta. María de Taüll en Lérida. Ahondando en la Historia, encontramos a los Templarios. La leyenda nos cuenta que esta ermita fue uno de los trece templos hispanos donde se custodiaron pedazos de la Cruz de Cristo. Culto a la Cruz, que fue continuado por una cofradía hasta finales del siglo XIX. Desde 1947, estas pinturas descansan en la cripta del Museo del Prado, donde se ha reproducido una capilla, reparando algunas heridas que el tiempo y los hombres causaron a estas pinturas únicas. Antes de mostrar los frescos, un consejo. Al contemplar la pintura románica, no las compares con los cánones vigentes desde el Renacimiento. No busques el realismo, ni sombras ni tonalidades. No busques perspectiva ni profundidad. Imagina la oscuridad de aquellos templos, donde se pintaron premeditadamente unas figuras abstractas y simbólicas para expresar la presencia divina y su poder absoluto. Desplaza el ratón sobre las escenas de la capilla que quieras ver. |
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