En 1950, la construcción del embalse dió lugar a su expropiación y obligó a trasladar los frescos al Museo del Prado, quedando unas débiles improntas en los muros, apreciadas hoy como un tesoro por los vecinos.
Salvo Santa Coloma, es el más antiguo templo y parece estar reedificada sobre una ermita visigótica anterior. La tradición nos habla del culto ancestral a los muertos y algunos entendidos afirman que los templarios custodiaron aquí uno de los lignum crucis que llegaron a la península.
Bien merece la pena, una visita a sus pinturas. para mayor información, consulte en la oficina de turismo.