Vegetación

Este Espacio Natural se caracteriza por el dominio de la sabina albar, la calidad de estos sabinares varía dependiendo de la profundidad del suelo, de la presión antropógena y de la competencia con otras formaciones boscosas del género Quercus, acompañan a la sabina especies como la aulaga, lino, camaedrio, etc. Junto a esta cupresácea destacar la presencia de la encina que en estos suelos calizos y al ascender por encima de los 900 m. no se desarrolla más allá de su etapa arbustiva –carrasca-, estos encinares han ido desplazando, en el Cuaternario, a la Sabina albar aprovechando los suelos más ricos y profundos, convirtiéndose así en su eficaz competidora, unidos a la encina: la aulaga, enebro común, poemia, torvisco, rubia silvestre... 

Menor importancia adquiere la presencia del quejigo que prefiere suelos calizos, frescos y profundos, acompañan a este roble un buen número de rosáceas (rosal silvestre, zarzamora, majuelo, endrino). No se pueden olvidar las pequeñas manchas de repoblación a base de pino laricio y pino resinero, ni la vegetación de ribera que aparece en algunos fragmentos del río a base de chopos, sauces, álamos, alisos, fresnos... En cuanto a los matorrales, varios son los tipos que se pueden diferenciar en este Espacio Natural: aulagares (Genista scorpius) que ocupan terrenos muy calizos y pedregosos; espinares a base de zarzas, majuelos, endrinos; tomillares-esplegares, compuestos por plantas aromáticas como el tomillo y el espliego entre otras; un lugar reducido ocupan los herbazales-gramadales a base de gramíneas; y por último los jarales generalmente sobre suelos ácidos formados por Cistus ladanifer y Cistus laurifolius.