L

os animales que pueblan Maderuelo

  Introducción
  Los humedales y riberas
  Los barrancos y riscos
  Los páramos y praderas con matorral
  Los Bosques y arbolados
 
  Los cultivos con lindes arboladas
  Las zonas habitadas

 

 

 

I

ntroducción

Al igual que ocurre con la vegetación, la fauna está afectada por la dureza extrema del medio (clima, suelos, etc).  La fauna tiene que adaptarse para sobrevivir ya no sólo a las condiciones naturales del biotopo, sino también a las profundas transformaciones que el hombre ha impuesto al medio natural.

A diferencia de las plantas, los animales gozan de la ventaja de la movilidad y desplazamiento, lo que les permite una búsqueda de los alimentos.  Tambien pueden moverse en busca de refugio.

La movilidad también implica una fluctuación considerable de especies e individuos según las diferentes épocas del año, pues en todos los grupos zoológicos existen especies migradoras y sedentarias. De esta manera hay anfibios (sapos, por ejemplo) que en primavera pueden desplazarse varios kilómetros hasta la charca donde se reproducirán, hay aves “estivales” que vienen a la Península Ibérica en el periodo del año más favorable para reproducirse, o peces que remontan los ríos en busca de aguas corrientes más frescas y oxigenadas para frezar.

De cualquier manera la fauna, tanto terrestre como acuática, depende en buena medida de la vegetación que haya en un lugar, especializándose así en unos determinados hábitats o en otros.

Para el estudio de la fauna, las especies animales se distribuyen en unidades fisiográficas, caracterizadas generalmente por las comunidades vegetales que las albergan.

  • Humedales

  • Barrancos y riscos

  • Páramos y pedreras con matorral

  • Bosques

  • Cultivos y cultivos con setos

  • Zonas urbanas

 

 

H

umedales

La unidad fisiográfica llamada humedal engloba tanto el medio acuático (que alberga los grupos de los peces, los anfibios y algunas aves en época reproductora), como las márgenes y riberas del embalse, del curso final de los arroyos y del río Riaza.

Los humedales están sometidos a variaciones del nivel de las aguas según la estación del año, el régimen de precipitaciones y los usos que el hombre haga de ellas, si las utiliza para regadío mediante bombeos o represas.

En estas aguas viven algunos ciprínidos endémicos ibéricos, como se puede observar en el inventario de especies.

La vegetación de las riberas o bosque de galería, es prácticamente inexistente ya que la degradación de la ribera del río ha llegado al máximo en buena parte del trazado fluvial.  Además la extremada variación del nivel de las aguas del embalse dificulta el asentamiento de una ribera estable.

El árbol dominante es el chopo, seguido del sauce y como arbustos en algunos tramos se encuentra la zarzamora, prestando refugio para la ornitofauna de ribera.

Algún pequeño núcleo de carrizo también ocupa las orillas dispensando la protección necesaria a la polla de agua (Gallinula chloropus), carricero común (Acrocephalus sciripaceus), ruiseñor bastardo (Cettia cetti) o mirlo común (Tordus merula) por citar algunos significativos ejemplos.

Y por supuesto, en este biotopo están presentes especies como la rana verde (Rana perezi), la culebra de agua (Natrix natrix) o la rata de agua (Arvicola sadipus).

 

B

arrancos y riscos

El río Riaza y sus arroyos tributarios han configurado en estos terrenos calizos un relieve peculiar con algunos importantes cortados y barrancos.

Los materiales que forman estos barrancos –en los estratos superiores son calizas del periodo turosenonense y en la parte inferior margas cenomanenses- son fundamentalmente blandos y debido a ello la meteorización ha producido un caprichoso modelado de grietas y oquedades que constituyen un excelente habitáculo para un número de especies de aves, como el buitre común (Gyps fulvus), el alimoche (Neophron percnopterus) o el cernícalo vulgar (Falco tinnunculus) así como pequeños pájaros como el avión roquero (Ptyonoprogne rupestris) o el avión común (Delichon urbica) o córvidos como la chova piquirroja (Pyrrhocorax pyrrhocorax) o el cuervo (Corvus corax) por citar algunos ejemplos.  Excepcionalmente se reproduce en sus grietas el búho real (Bubo bubo).

También algunos mamíferos ha colonizado este hábitat como ciertas especies de murciélagos que pueblan algunas grutas, como la de la Murcielaguera.

Estos barrancos están ocupados por una vegetación de pequeño porte en la que abundan las aulagas y algunos alhelíes como es el caso de Matthiola fructiculosa que en los meses primaverales cubren los escarpes con unos delicados tonos amarillos y violetas, y en menor medida, alguna sabina que aprovecha los terrenos más recónditos para su crecimiento. 

La parte más importante de los barrancos queda englobada dentro del P.N Hoces del Río Riaza, aguas abajo de la presa.

 

 

P

áramos y praderas con matorral

Buena parte de los páramos se han roturado y transformado para el cultivo.  Sólamente los páramos de suelos más pobres o pedregosos se han librado de la acción del arado y conservan una vegetación arbustiva o matorral bajo muy beneficiosa para algunas especies animales. Hay aves que se han especializado, adaptando su fenología a las estepas, eriales o laderas pedregosas y que hacen de un biotopo inerte y pobre, un hábitat variado y rico.

Entre estos biotopos se incluyen las laderas con gleras que abundan por todo el territorio. En muchas ocasiones hay una fauna común entre los páramos baldíos y los terrenos cultivados, sobre todo en lo referente al grupo de las aves.

De los vertebrados terrestres que viven en estos hábitats son las aves el grupo más numeroso y los anfibios los menos.

Como ejemplos de especies que habitan este medio se pueden citar:

  • Chotacabras pardo                             (Caprimulgus ruficollis)

  • Esmerejón                                          (Falco columbarius)

  • Alondra de Dupont                             (Chersophilus duponti)

  • Collalba rubia                                     (Oenanthe hispanica)

  • Tarabilla común                                 (Saxiola torquata)

  • Víbora hocicuda                                 (Vipera latasti)

  • Lagartija collilarga                             (Psammodromus algirus)

  • Sapo corredor                                     (Bufo calamita)

  • Liebre                                                 (Lepus granatensis)

E incluso algún ave acuática como el ánade real (Anas platyrhynchos) utiliza la cobertura arbustiva de algunas de estas laderas pedregosas de las inmediaciones del embalse para cobijar su nido.

 

 

B

osques de Encinas y Quejigos

La mayor extensión y cobertura la aporta la encina (Quercus ilex subsp ballota) que aunque en muchas ocasiones se encuentra intercalándose con quejigos y sabinas, llega a formar bosques exclusivos de encinas en los límites con los términos de Valdevacas y Valdevarnes.

La encina es capaz de crear una tupida masa forestal, lo que la hace un enclave idóneo para los grandes mamíferos como:

  • Jabalí                             (Sus scrofa)

  • Zorro                              (Vulpes vulpes)

  • Corzo                             (Capreolus capreolus)

También cobija el encinar a un gran número de aves: currucas, carboneros, fringílidos, rapaces nocturnas, córvidos, etc.

En las inmediaciones del embalse, domina en algunos puntos del quejigo (Quercus faginea) sobre la sabina albar.  Forma masas boscosas más aclaradas que la encina y en el periodo más frío, al secarse las hojas, presenta menos protección para algunos animales. No obstante, al tener asociadas varias especies de rosáceas (sobre todo en las zonas más degradadas), supone un importante atractivo en el otoño para algunas aves insectívoras sedentarias, que encuentran en sus frutos una excepcional fuente alimenticia. Es el caso del ruiseñor bastardo (Cettia cetti), roquero solitario (Monticola solitarius) y mito (Aegithalos caudatus).

 

 

B

osques de sabinas

El sabinar forma un bosque aún más aclarado que los quercus, aunque tiene como ventajas que permite la caza con más facilidad a algunos animales como el azor (Accipiter gentiles), los troncos de los ejemplares viejos, con oquedades y tortuosos retorcimientos ofrecen la posibilidad de reproducirse a la gineta (Genetta genetta ) o al cárabo (Strix aluco) y las frondosas copas indican un buen escondite para los nidos del pinzón (Fringilla coelebs) o la paloma torcaz (Columba palumbus).

En el suelo pedregoso del sabinar, cubierto por herbáceas y matorrales es frecuente la perdiz roja (Alectoris rufa), el conejo (Oryctolagus cuniculus) y la graduña (Martes foina), así como reptiles: lagartija ibérica (Podarcis hispanica) o la culebra de escalera (Elaphe scalaris), entre otros.

Ejemplos de sabinares se encuentran en muchas áreas de la margen derecha del embalse de Linares.

 

 

B

osques de pinares

En función del tamaño del pinar, la fauna es más o menos abundante y variada, destacando el corzo, jabalí, azor, liebre, águila calzada (Hieraetus pennatus), carbonero garrapinos (Parus ater), culebrilla ciega (Blanus cinereus), o el lirón careto (Eliomys quercinus).  

Sin embargo los pinares en el término de Maderuelo está muy pobremente desarrollados.  Apenas pueden considerarse que constituyan masas boscosas propiamente dichas.

 

 

C

ultivos y Cultivos con setos

Los campos de cultivo son un medio que ha sido transformado substancialmente por el hombre.  Desde la antiguedad mediante una creciente deforestación. Con las nuevas técnicas agrícolas y especialmente con la concentración parcelaria se destruyeron también buena parte de los setos y linderos, empobreciendo la biocenosis.

A partir del siglo XX, el empleo de herbicidas y pesticidas en el campo ha añadido un grave problema a estos terrenos, que perjudica enormemente y influye en los ciclos de población de muchas especies.

La utilización de maquinaria agrícola puede destruir más de un 90% de los nidos de aguilucho cenizo (Circus pygargus) (del que se han visto individuos adultos o melánicos en la zona).  Igualmente perjudica a todas las aves que anidan sobre el suelo.

Aunque el número de especies que ocupan los cultivos no es numerosos, sí son interesantes los grupos que se han adaptado a este medio como los aláudidos: cojugada montesina (Galerita theklae), calandria (Melanocoripha calandra), alondra común (Alauda arvensis) o la totovía (Lullula arborea).

Dentro de los mamíferos, algunos pueblan los cultivos, como la liebre (Lepus granatensis), o en las lindes el topillo común (Microtus duodecimcostatus) y el ratón de campo (Apodemos sylvaticus).  Dentro de las aves, destacan  la codorniz (Coturnix coturnix) y perdiz (Alectoris rufa), muy apreciadas por los cazadores.

Los cultivos con setos o lindes arboladas, son terrenos agrícolas en los que se intercalan cultivos en mosaico con grupos de árboles, siendo comunes las sabinas albares mezcladas con encinas y, en menos ocasiones, quejigos.  Los cultivos con setos son muy interesantes para la fauna pues actúan a modo de oasis en los que se dan las mejores condiciones para llevar a cabo la reproducción. También ofrecen buenos lugares para la alimentación y descanso en las rutas de las aves migratorias, sobre todo insectívoras, las cuales los utilizan habitualmente como dormideros.

En estos terrenos son frecuentes el estornino negro (Sturnus unicolor), el alcaudón real (Lanius excubitor), gorrión molinero (Passer montanus) o el mochuelo (Atiene noctua).

 

 

Z

onas habitadas

Es el medio más alterado por el hombre.  Las especies animales o vegetales originarias de este medio han sido forzadas a  adaptarse o han sido desplazadas.

En muchas ocasiones es el hombre quien intencionadamente procura el asentamiento de alguna especie, como es el caso de la cigüeña blanca (Ciconia ciconia).

La existencia de almacenes o graneros proporciona un buen refugio al ratón casero (Mus musculus) o a la rata común (Rattus norvegicus), mientras que los aleros son adecuados para que la golondrina común (Hirundo rustica) nidifique, al igual que las tejas para el gorrión común (Passer domesticus), vencejo común (Apus apus) o estornino negro (Sturnus unicolor).

Los setos y jardines son lugares idóneos para el jilguero (Carduelos carduelos) o el verdecillo (Serinus serinus). Edificios viejos para la lechuza (Tyto alba) y las pequeñas grietas para la lagartija ibérica (P. hispanica).