¿SABÍAS QUE ...?

             

 

 

 

 

 

 

 

 

 

LA LLUVIA DE PIEDRAS

Años antes de la caída en desgracia y ejecución de Don Alvaro de Luna, el privado más famoso del siglo XV, el mismo cielo de Maderuelo parecía augurar presagios ominosos.

Estando Juan II en Roa en 1438, “le fue dicho cómo en Maderuelo, villa del Condestable, había acaecido una cosa tan maravillosa, que jamás vista ni oída en el mundo; la qual fue que veían por el ayre venir piedras muy grandes como de tova, livianas, que no pesaban mas que una pluma, e aunque daban a algunos en la cabeza no hacían daño ninguno; e destas cayeron muy gran muchedumbre en la dicha villa e cerca della, e como en esto el rey dubdase e todos los que lo oían, mandó al Bachiller Juan Ruiz de Agreda, Alcayde en su Corte, que fuese a saber si esto era verdad; el qual fue, e no solamente fue certificado ser así, mas taxo algunas de esas piedras, tan grandes como una pequeña almohada, e tan livianas como pluma, e todas huecas e floxas, de que el Rey e todos los que vieron se maravillaron mucho”. 

Para el Bachiller de Ciudad Real era digno de comentario el hecho de que muchos daban significado político a este fenómeno meteorológico: “E muchos facen ya agüeros, ca no hay cosa de la natura que no quieren semejar a la gobernación los que della son mal acomodados".

El comentario del Bachiller de Ciudad Real en la carta 74 de su crónica resulta mas sugerente y medroso: “Son algunas piedras como morteros redondos e otras como medidas de medias fanegas, tanto leves e sotiles de levantar que las mas grandes media libra no pesan, e tan moles e blandas que a las espumas del mar espesadas semejan".

Fuentes:

  • Ronald Cueto Ruiz, Historia de la Comunidad de Villa y Tierra de Maderuelo. Segovia, 1982.

  • Ronald Cueto Ruiz. La Comunidad de Villa y tierra de Maderuelo. Academia de Historia y Arte de San Quirce. Segovia al paso, nº 2. Segovia 1996

 

 

 

EL EMPAREDAMIENTO DE DOÑA MAYOR

No se trata de un castigo o crimen, si no de una curiosa costumbre de la época medieval, que se daba sobre todo entre las mujeres, que se recluían voluntariamente hasta su muerte, viviendo en oración y alimentándose de la caridad. 

En Maderuelo, según estudios aportados por Baeza, consta en las conmemoraciones del cabildo que el día 14 de enero del año 1298, murió Doña Mayor, señora venerable y religiosa, encerrada en la iglesia de San Juan.  Este año, con fecha de 28 de enero, jueves de 1298, a instancias del rey y reina madre, y a petición del concejo de Maderuelo, el obispo de Segovia, Don Blas, unió las iglesias parroquiales de Santa Coloma, Santo Domingo, Santa Cruz, San Juan y San Salvador a la iglesia de Santa María del Castillo.

Advertimos que llamaban por entonces “emparedadas” a las que se cerraban de este modo.  Víctor Hugo, el máximo exponente de la literatura romántica del XIX y gran conocedor de la Edad Media, describe este acto de autosacrificio y penitencia con uno de los personales más trágicos de su obra Notre Dame. 

Víctor Hugo afirma que esta costumbre tuvo su origen cuando la hija de uno de los más importantes nobles de la primera Cruzada, al enterarse de la muerte de su padre, donó sus posesiones e hizo excavar una minúscula celda en el muro de una  torre, donde pasó el resto de sus días.  Sin embargo, en Francia se las llamaba “reclusas” en vez de “emparedadas”.

     En España encontramos más casos.  En Astorga también hay una historia de una emparedada, y se conserva la celda, que está en una iglesia junto a la catedral.  Es un habitáculo minúsculo, con un ventanuco hacia la calle y otro que daba al interior de la iglesia, para que oyera misa.

Sin embargo, lo más habitual era que se encerraran mujeres ancianas, para acabar sus días más cerca de Dios.  Entre los hombres nobles, era frecuente ingresar en alguna orden monástica.  Sabemos de casos de nobles admitidos por los Templarios.

Fuente:

  • Mariano González Bartolomé, “Riaza. Datos históricos y documentos”, separata de estudios segovianos, IX (1957),52.

   

 

EL VOTO DE SANTIAGO

En 1678, el Arzobispo de Santiago, con el Deán y Cabildo, habían intentado cobrar el Voto de Santiago, presentando una demanda en la Real Chancillería de Valladolid el 6 de junio. A pesar de la oposición de Iscar, Fuentidueña, Montejo, Maderuelo, Fresno de Cantespino y sus tierras, además de las villas de Fuentelcésped, Traspinedo, Castrillo de Duero, Pardilla, Riaza y Sepúlveda.  El 12 de mayo de 1687 el juez falló: “atento los autos y meritos del provecho de este pleito y causa que sin embargo de todo lo dicho por parte de las dichas villas de Maderuelo y Fresno de Casntespino y demás villas y lugares contendios en la cabeza de esta sentencia, debo condenar y condeno a todos los vecinos y moradores de ambos estados, asi caballeros, hijosdalgos, libertados y privilegiados labradores y cosecheros de grano y vino que al presente son y fueran de aquí adelante de las dichas villas y lugares a que cada uno pague a los dichos Arzobispo, Dean y Cabildo de Santiago y a sus administradores que al presente son y adelante fueren para siempre jamas media fanega” (…).

El 27 de agosto de 1687 se celebró una reunión en el ayuntamiento. Los procuradores se oponían al pago del Voto de Santiago en Galicia de: “media fanega del mejor pan de cada yugo de bueyes bestias y azémilas y una cántara de vino de cada un año (…[porque]…), esta Villa y Tierra está libre y essenta por costumbre ynmemorial y egecutoria ganada en contradictorio Juyçio contra dicha Yglesia de Santiago”.

A pesar de las apelaciones, la nueva sentencia del 22 de noviembre de 1695 confirmó la de 1687,con la excepción de la exención de Sepúlveda y su Tierra. Mejor fortuna tuvieron Maderuelo y su Tierra y Fresno y su Tierra en 1696, eximiéndolas la Real Chancillería  de Valladolid del Voto de Santiago “por hallarse en los límites avanzados del Reino de Castilla, con sus cartas pueblas y foreras de los primeros Condes y Reyes".

  Fuentes:

  • Ronald Cueto Ruiz, Santa María del Castillo. Segovia, 1980.

  • Ronald Cueto Ruiz. Historia de la Comunidad de Villa y Tierra de Maderuelo. Segovia, 1982.

      

 

ABDERRAMÁN III ARRASÓ EL VALLE DEL RIAZA

En el año 939, el califa ‘Abd er-Rahmán III fúe derrotado en Simancas.  Cuando marchaba en retirada  hacia San Esteban de Gormaz, siguiendo el Duero por su ribera norte, los musulmanes del distrito de Guadalajara acudieron al califa con el ruego de que aprovechara la ocasión para devastar y talar los campos del río Aza e infligir duro castigo a sus habitantes:

El príncipe de los creyentes era del parecer de continuar el río Duero hacia San Esteban y Gormaz porque les escaseaban los granos y por la dificultad de forrajear por estar agostados los campos. Pero aquellas gentes de Madinat al-Faray (Guadalajara) y sus husuniha (castillos), que les acompañaban, acudieron a él quejándose [de los ataques] procedentes de los politeístas del Wadi Asah (río Aza) y sus fortalezas, insistiéndole y rogándole para que dirigiese el poderoso ejército contra sus castillos y cultivos. Subrayaban que aquello les sería de mayor provecho, así como a las gentes de las Fronteras, que la profunda incursión en territorio politeísta y el causar destrozos a quienes no lanzaban algaras contra ellos ni les venían a violentar. Entonces dirigió las tropas contra el río Haza, no dejando allí castillo que no destruyese, aldea que no arrasase, ni medio de vida que no acabase. Cuando llegó a los confines de dicha [región], no quedando al ejército lugar por recorrer, ordenó a los adalides fueran a reconocer [el terreno] para buscar los caminos más directos hacia el hisn Antisa (castillo de Atienza) y los más convenientes y de trayecto más seguro para el retorno de los musulmanes, dado el abrumamiento de sus acémilas. Acordaron dirigirse hacia el hisn Qstrb (castillo de C…) [Castrobón, en Fresno de Caracena], ya que desesperaban de salir a otra parte”.

Desde San Martín de Rubiales, donde se encontraba el califa cuando recibió a los mensajeros del distrito de Guadalajara, al que pertenecía Atienza, cambió de ruta y pasó a arrasar la cuenca del río Aza, que debió sufrir enormes destrozos, sólo compensados por la terrible derrota que sufrió el ejército musulmán entre Castrobón y Atienza (Alhándega en tierras de Caracena), y en la que intervendrían también las gentes del río Aza, al lado de las de Caracena, Osma y San Esteban.

 

 

 

LA ESPADAÑA DE SANTA MARÍA AMENAZABA RUINA EN EL SXVIII

 

En 1765 la espadaña de la iglesia de Santa María amenazaba ruina y desde el punto de vista del cura don Bartholomé de Alva era su problema más grave como se puede apreciar en las cuentas tomadas en junio de ese año.

Más ventidos (sic) reales de un viaje que hizo un proprio a Segovia a solicitar la lizenzia, para demolir la espadaña y baxar las campanas, por la ruina que amenazaba”.

El Provisor y Vicario General de la diócesis, Dr. D. Melchor Pablo de Zufía y Escalzo, recientemente nombrado por el nuevo obispo, su pariente, D. Juan José Martínez Escalzo, facilitó la gestión.

El 5 de octubre se formaron en Segovia por el maestro arquitecto, Manuel Díaz Gamones, las “Condiciones por las quales se ha de ejecutar la Obra de la Espadaña y fachada que se ha de hacer en la Yglesia de Santa María de la Villa de Maderuelo, arreglada a traza presentada:

 Primera condición que el testero que tiene dicha Yglesia se ha de desbaratar con todo cuidado, y se abrirán sus cimientos asta el terreno firme, que se hace juicio tendrán, según el terreno, Diez pies de profundo, lo que hasta dicha profundidad será de cuenta del Maestro, y si fuere de allá avajo será de cuenta de la Yglesia, y abierto dicho cimiento con medio pie de Zarpa se mazizará de buena mezcla y Piedra, echando sus lechadas y maziao lleno que esté dicho cimiento se replanteará la Obra, como se demuestra em la traza, subiendo el primer cuerpo de Mampostería concertada, y las esquinas de Cantería, de la Cantera de Linares toda la piedra.

Segunda condición que el segundo cuerpo de la Espadaña, que es donde se ponen las Campanas, se hará dicho cuerpo todo de cantería de tres pies de grueso, y todo ha de ir arreglado según el dibujo, y todo quedará bien labrado a escoda, y bien cortado, sentado en dicho cuerpo sus Campanas, y a dichas Campanas se harán sus Cabezas nuebas; Asimismo el tercer Cuerpo, que es el último donde se pondrá el Relox, se hará de Cantería de dos pies y medio de grueso, y todo se ha de ejecutar según traza, todo bien rrematado, y se sentará el Relox, o Campana, como -------- (sic) el Remate, según se demuestra, de Cantería, y se sentará la Cruz que tiene la Yglesia =

Tercera. El Maestro por detrás de la Espadaña hará un cuarto, por donde se ha de tocar y tener el Armario del Relox, todo ejecutado con la maior firmeza y hermosura, dejándolo todo bien enladrillado, de modo que se hará su escalera suave para subir en él, como también se hará en la pared que da a el granero un poco de Espadaña, o nicho, para poner la Campana señalera, que unas con otras se den la mano, asimismo de Piedra por donde se sube a la Tribuna, y está debajo la pila Baptismal, se desacerá la mitad para hacer dicho testero, y luego se volverá [a] hacer como oy está, dejando una ventana para dar luz a dicha pila, como también toda la broza que salga se echará al Campo, y dicho testero, por la parte interior, se blanqueará de Yeso blanco, y todo lo aquí expuesto, como recorrer los tejados, se hará de manos y Materiales arreglado a la traza en un todo, y sin que el Maestro pueda pedir mejoras ningunas, en ningún tiempo, a menos que no sean mandadas hacer por el tribunal [eclesiástico del obispado de Segovia], y dicha obra acabada que sea, se rreconocerá por el Maestro de su Ylustrísima, y le pagará dicho Maestro su biaje, y todo esto se guardará fielmente, y para que conste las firmó.”

Además de estas condiciones, don Bartolomé también impuso otras veinte mucho más detalladas, incluyendo la 16ª sobre la procedencia de la piedra, que tenía que ser de “la Cantera de la Vega de Palacio, inmediata a esta Villa, de donde se sacó para el arco que se ve arrimada a la espadaña antigua”. La última de estas veinte adicionales fijaba el modo de pago: “el precio y cantidad en que se ajustare o rematare dicha obra se pagará por la Yglesia y su Mayordomo en tres plazos, uno al principio de ella, otro al mediar, y el último revista y reconocida que sea por el Maestro que para ello dicho tribunal señalare”. El Sr. Zufía y Escalzo, como presidente del tribunal, oficialmente concedió la licencia el 13 de enero de 1766, y se dio la obra a Gamones en 28.000 reales. El día siguiente Gamones y sus fiadores, Isidro Pérez, tratante y mercader de paños, y José Fernández, maestro de carpintería, ambos de la ciudad de Segovia, firmaron las fianzas. Gamones firmó el recibo del primer pago de 5.333 reales y 11 mrs, sacados del caudal de Nuestra Señora de Castroboda, más 4.000 reales de la fábrica de Santa María. Otros 6.333 reales y 11 mrs se entregaron el 11 de octubre siguiente, más otros mil el 1 de diciembre de 1766, y otros 2.000 de Castroboda el 24 de febrero de 1767. Para el pago final don Bartolomé tuvo que informar al Dr. Zufía y Escalzo, que no se hallaba “dicha Yglesia al presente con el caudal suficiente para completar el todo de la Cantidad Correspondiente a el último plazo”.

El Vicario General le dio permiso para usar los caudales de Castroboda y del Hospital y Humilladero. De esta manera pudo recibir Gamones en Maderuelo el 9 de noviembre de 1767, el último pago de 10.333 reales y 11 mrs, de manos del cura de Santa María, y en presencia del maestro de obras, José de Vega.

 

Fuente: Maderuelo: Santa María del Castillo, siglo XVIII. Segovia, 1980.  Ronald Cueto Ruiz