| La Prehistoria
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Este prolongado periodo abarca prácticamente la totalidad de la existencia humana. Intentaremos seguir las pistas de los primeros pobladores de estas tierras. Hace 500.000 años La Península Ibérica ha tenido un poblamiento muy antiguo, como lo demuestran los hallazgos de la Sierra de Atapuerca (no muy lejana en distancia al norte de Maderuelo). Dicho yacimiento arqueológico atestigua una población estable en dicho lugar hace unos 600.000 años. Toda la meseta y Europa fue habitada por nuestro ascendiente, el Homo Erectus, que ya conocía el fuego, lo que le sirvió para adaptarse a los primeros periodos glaciares.
Hace 100.000 años Una especie nueva de Homo, el Neardenthal, muy bien adaptado al frío de las glaciaciones ocupó estas tierras. Era eminentemente cazador y se alimentaba de grandes herbívoros. Prefería las sabanas, estepas y bosques poco espesos. Su densidad de población siempre fue muy baja, aunque mayor en la cornisa cantábrica. Los periodos glaciares harían retroceder drásticamente la población en la meseta, pues aquí se acusaba más la dureza del clima. De estos gélidos periodos nos ha llegado un superviviente nato, que decora el paisaje en la meseta norte: La sabina. En los periodos interglaciares, el clima llegó a parecerse al de la sabana africana con gran diversidad de fauna, que favoreció la expansión de tribus cazadoras.
Hace 10.000 años; paso al Mesolítico
Todo esto, obligó a nuestros antepasados a dedicarse más a la recolección, iniciando una lenta transición hacia la agricultura, que terminaría miles de años después. Sin embargo, todos los poblamientos conocidos en la zona están asociados a las cuencas de los ríos y sugieren la existencia de pequeños grupos que seguían dependiendo fundamentalmente de la caza. En esta época se diversifican las armas y herramientas (redes, trampas, arpones, flechas,...) elaboradas con gran fineza técnica (microlitos).
Y mientras ... ¿qué pasaba en Maderuelo?
En Maderuelo se dan condiciones propicias para que una pequeña población de cazadores se asentara: agua, presas, cuevas, barrancos naturales y yacimientos cercanos de sílex, para fabricar armas. Es fácil suponer que, durante miles de años, los cazadores usaran el mismo criterio para elegir sus campamentos. Establecían campamentos semi-permanentes en "embudos naturales", en zonas obligadas de paso de animales, que debían cruzar diariamente para acercarse a beber y era fácil acecharles. Ocasionalmente, establecían otros campamentos secundarios en zonas por donde se daban movimientos migratorios. Preferían cuevas y abrigos rocosos, pero también levantaban chozas o tiendas en campos abiertos. En diversas zonas de la provincia de Segovia se han encontrado y estudiado restos que atestiguarían poblaciones en el Paleolítico. En las riberas del vecino río Duratón se han encontrado refugios y cuevas con restos de pinturas y algunos utensilios de piedra. Y dentro del valle del Riaza, en Estebanvela y Ayllón, se han descubierto en los últimos años restos fragmentarios demostrando que la zona estuvo habitada. Lamentablemente, dichos restos son muy dispersos y no aportan demasiados datos debido a la ausencia de estudios arqueológicos sobre ellos.
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