Época Visigoda:  Reino de Toledo en el siglo VI

 

oledo, un nuevo reino...
   
  Refundación del reino visigodo en Toledo
  Luchas entre clanes
  Leovigildo y sueño imperial
  Sublevación de Hermenegildo
  La conversión al catolicismo de Recaredo
   

Égica, visigotorum rex

 

 

or qué estudiar los visigodos? 

Aunque queramos reflejar la historia de Maderuelo, no podemos aislarla de su entorno.  Los asentamientos visigodos fueron muy importantes en Segovia y la arqueología así lo demuestra en los alrededores (Castiltierra, Duratón, Ayllón,...).  En algunos muros del propio Maderuelo se conservan enigmáticas estelas geométricas y estilos que no podemos afirmar sean visigodas pero sí de tradición visigótica.  Por tanto, debemos comprender esta parte de la historia, sus luchas, religiosidad y la clara relación con su desarrollo medieval posterior.

 

Refundación del reino visigodo en Toledo

Tras la derrota ante los francos, los restos de la nobleza visigoda emigraron hacia la Península Ibérica. Igualmente, se acentuó la emigración de campesinos visigodos.

Teodorico, el ostrogodo, falleció en 526. Le sucedió en el trono su nieto Amalarico (hijo del rey Alarico II). Los dos reinos se separaron de nuevo. Amalarico intentó reconquistar las posesiones francesas visigodas perdidas en 507, pero murió en campaña contra los francos en 531. 

El hombre fuerte de Teodorico en Hispania, Teudis (un noble ostrogodo), es elegido rey ,lo que demuestra hasta que punto la aristocracia visigoda estaba desarticulada. Este rey olvida los sueños de reconquistar lo perdido pues el reino franco es mucho más grande y poderoso que el visigodo.

Traslada la capitalidad del reino desde Arlés (S. de Francia) hasta Toledo. Esto se debe a que ante la imposibilidad de expandirse allende los Pirineos, Teudis centra su interés en el Sur de la Península, un territorio poco controlado por los visigodos (en manos de los miembros de la todavía poderosa aristocracia terrateniente hispano-romana). Además, el rey debe enfrentarse a una nueva amenaza: el poderío emergente del imperio bizantino.

 


 

Luchas entre clanes

El enfrentamiento entre diversos clanes nobiliarios visigodos (incluso la aristocracia hispano-romana empieza a tomar parte en estas pugnas) es la causa que el rey Teudis muera asesinado en 548. El sucesor, Teudiselo, consciente de ello, intenta fortalecer el poder real frente a la nobleza. Sus propósitos quedan rápidamente abortados con su asesinato al año siguiente (549).

Tras la muerte de Teudiselo el reino entra en un profundo periodo de caos. Gran parte de la Península Ibérica escapa al control visigodo. Andalucía está dominada por los poderosos miembros de la aristocracia hispano-romana. Lo mismo puede decirse del N. de Burgos y la Rioja. El Noroeste de la Península (actuales Galicia, N. de Portugal y provincia de León) constituye el reino suevo. La cornisa cantábrica es independiente (se mantienen las tribus astures, cántabras y vascas). La zona costera mediterránea desde Valencia hasta Cádiz pertenece al Imperio Bizantino. Además, en el S. de Francia presionan fuertemente los francos

El sucesor de Teudiselo, Agila, debe encarar al poco de coronarse una rebelión en el valle del Guadalquivir de los terratenientes hispano-romanos. La debilidad del estado visigodo se demuestra en el rotundo fracaso del rey para someter la zona (el ejército visigodo fue derrotado a las puertas de Córdoba). Esto es aprovechado por un noble visigodo, llamado Atanagildo, para proclamarse rey. El reino entonces encara una situación de guerra civil entre Agila y Atanagildo. Éste pide ayuda al imperio bizantino, a cambio de concesiones territoriales. La guerra civil dura hasta 555 cuando muere Agila (asesinado). Atanagildo es proclamado rey de todos los visigodos. Desde ese momento, hasta su muerte (567), luchará contra el avance del Imperio Bizantino. Las contínuas guerras y campañas dejan en un gravísimo estado de quebranto al reino visigodo.

Tras la muerte (debida a causas naturales) de Atanagildo, en 567, se produce un interregno de varios meses sin que haya un rey. Esto es un fiel reflejo de las enormes disensiones que existen entre los clanes nobiliarios visigodos. Por fin, en 568 es elegido rey Liuva. Ante la gravedad de la situación decide ir a los dominios visigodos del Sur de Francia para encarar el peligro franco. Antes de partir, decide asociar al trono a su hermano Leovigildo y lo deja encargado de hacer frente a los numerosos problemas peninsulares de los godos.

 


 

 

 

Leovigildo y su sueño imperial

Desde 570 Leovigildo se lanza a una serie de campañas militares tendentes a conquistar el Sur de la Península. Así, en 570-571 lucha contra los bizantinos y los expulsa de las actuales provincias de Cádiz y Málaga. En 572 toma Córdoba y el Alto Guadalquivir (la provincia de Jaén) a los rebeldes hispano-romanos. La muerte, en 573, de su hermano Liuva le deja como rey indiscutido de los visigodos. Ese mismo año avanza hacia el Norte y arrebata al reino suevo la actual provincia de Zamora. En 574 derrota a la aristocracia hispano-romana terrateniente que se le enfrenta en la Rioja y Norte de Burgos. Entre los años 575 y 576 vuelve de nuevo su ejército contra el reino suevo arrebatándole la provincia de León.

Leovigildo, con la autoridad ganada con todas estas campañas militares intentó consolidar el poder real (siempre tan amenazado por los intereses de la aristocracia visigoda) imitando el modelo imperial romano. Copió de los antiguos emperadores el protocolo y los ropajes imperiales. 

Moneda visigoda

Fue el primer rey visigodo que acuñó moneda con su nombre y esfinge en el anverso (ver figura). También asoció a sus hijos Recadero y Hermenegildo al trono, en un nuevo intento de crear una dinastía real (frente a la monarquía electiva que proponen siempre los clanes nobiliarios).

 


Sublevación de Hermenegildo

Pero en 580 Leovigildo debió encarar la crisis más importante de su reinado. Al asociar al trono a sus hijos, les nombro dux de Septimania (a Recaredo) y de la Bética (a Hermenegildo). El rey prefería a Recaredo (tenía, al parecer mayores dotes de estadista) sobre Hermenegildo, lo que despertó no pocos celos por parte de este. 

También tuvo cierta importancia la conversión al catolicismo de Hermenegildo. Hay que recordar que los visigodos son cristianos arrianos (básicamente niegan la naturaleza divina de Jesucristo). El resultado es que en 580 Hermenegildo se rebeló contra su padre. Toda la Bética se unió al hijo rebelde, ya que Hermenegildo contó con el apoyo de la nobleza goda y de los terratenientes hispano-romanos de la Bética. Además, obtuvo el apoyo de la Iglesia católica (mayoritaria en el reino visigodo). Prueba de ello es la embajada que Hermenegildo envió a Constantinopla para obtener el apoyo bizantino. Dicha embajada fue encabezada por el Obispo de Sevilla Leandro. El rebelde también consiguió el apoyo del reino suevo.

Leovigildo intentó contrarrestar las iniciativas de su hijo buscando un acercamiento entre la iglesia católica y la iglesia arriana (convocó un Concilio de obispos de ambas religiones para intentar acercar posturas teológicas, sin mucho éxito). Igualmente, abolió la prohibición de matrimonios entre visigodos e hispanos que existía desde los primeros tiempos de dominación visigoda. Esto no era más que el reconocimiento de una situación de hecho, ya que los matrimonios mixtos no eran infrecuentes.

Tras estas actuaciones, Leovigildo pasó a la acción militar (debido al fracaso de sus intentos conciliadores por la postura radical de Hermenegildo). En 582 recuperó Mérida de manos rebeldes. Al año siguiente cercó Sevilla (capital de los dominios de Hermenegildo). Ante el cariz que tomaban los acontecimientos, el imperio bizantino prefirió inhibirse del apoyo prometido a Hermenegildo. Éste solamente tuvo el apoyo del reino suevo (ya se ha comentado que el pueblo suevo era muy poco numeroso y por ello contaba con un reducido ejército). En ese mismo año de 583, Leovigildo derrotó a la coalición entre Hermenegildo y los suevos (estos últimos quedaron muy quebrantados tras esta derrota). Hermenegildo consiguió huir a Córdoba, aunque su situación era desesperada. Por fin, en febrero de 584 decidió rendirse a su padre. Fue llevado prisionero a Tarragona, a los dominios de Recaredo. Hermenegildo murió asesinado en su cautiverio al año siguiente (no se sabe muy bien de dónde partió la orden de asesinarle, aunque la historiografía moderna se decanta por la actuación de Recaredo, que de este modo se quitaba un incómodo problema de encima). Hermenegildo, con el paso de los siglos fue santificado por la Iglesia como mártir que se enfrentó a la herejía representada por Leovigildo. Más bien hay que hablar de una ambición frustrada del hijo rebelde.

Pacificado el sur de la Península, Leovigildo volvió sus ojos hacia el reino suevo, que atravesaba grandes dificultades debido a las pérdidas humanas en la revuelta de Hermenegildo. En 585, tras una rápida campaña, el reino suevo dejó de existir. Los restos de este pueblo se asimilaron a los visigodos, que ya dominaban casi toda la Península Ibérica (salvo los reductos levantinos en poder del Imperio Bizantino y la cornisa cantábrica cuyas tribus astures, cántabras y vasconas eran independientes) y parte del Sur de Francia.

Leovigildo murió en 586 a edad avanzada. Le sucedió su hijo Recaredo. 

 

 

 

La conversión al catolicismo de Recaredo

Recaredo, el nuevo rey,  fue consciente que la dualidad religiosa (arrianismo y catolicismo) era el único impedimento para lograr una verdadera unidad en el reino. Por ello decidió en 589 convocar un Concilio en Toledo donde publicamente se convirtió al catolicismo (con él toda la aristocracia goda). Desde entonces, Monarquía e Iglesia católica estarán muy compenetradas. El rey entregó grandes extensiones de tierras y concedió muchos beneficios a la Iglesia. A cambio, ésta dará sustento ideológico al monarca. Probablemente, Recaredo era ya cristiano católico antes de este Concilio, pero con su pública conversión acabó con las dudas que había entre la aristocracia goda arriana.

 

En la era DCXXIIII (585), en el año tercero del imperio de Mauricio, muerto Leovigildo, fue coronado rey su hijo Recaredo. Estaba dotado de un gran respeto a la religión y era muy distinto de su padre en costumbres, pues el padre era irreligiosos y muy inclinado a la guerra; él era piadoso por la fe y preclaro por la paz; aquél dilataba el imperio de su nación con el empleo de las armas, éste iba a engrandecerlo más gloriosamente con el trofeo de la fe. Desde el comienzo mismo de su reinado, Recaredo se convirtió, en efecto, a la fe católica y llevó al culto de la verdadera fe a toda la nación gótica, borrando así la mancha de un error enraizado. Seguidamente reunió un sínodo de obispos de las diferentes provincias de España y de la Galia para condenar la herejía arriana. A este concilio asistió el propio religiosísimo príncipe, y con su presencia y su suscripción confirmó sus actas. Con todos los suyos abdicó de la perfidia que, hasta entonces, había aprendido el pueblo de los godos de ls enseñanzas de Arrio, profesando que en Dios hay unidad de tres personas, que el Hijo ha sido engrendrado consustancialmente por el Padre, que el Espíritu Santo procede conjuntamente del Padre y del Hijo, que ambos no tienen más que un espíritu y, por consiguiente, no son más que uno.

"Las historias de los godos, vándalos y suevos”, de Isidoro de Sevilla.

El reinado de Recaredo se caracterizó por una gran tranquilidad interna, hasta su muerte, producida por causas naturales, en 601