La Época Visigoda: El siglo V 

 

in del Imperio Romano
   
  ¿Edad Media o sigue la Época Romana?
  Fin del Imperio Romano
   
   
   
   

Inseguridad y conflictos

 

¿Edad Media o continuación de la Época Romana?

Se discute por parte de los historiadores si la dominación visigoda en España sería una continuación de la época bajo-imperial romana o si debe considerarse el principio de la época medieval. Argumentos a favor y en contra no faltan. Veamos algunos:

A favor de la continuidad de la Época Romana:

  • La organización social seguirá manteniendo pautas ya vistas en la época romana. Tanto la nobleza visigoda como la aristocracia hispano-romana siguen fundamentando su poder en la posesión de tierras y en una abundante clientela. Es más, en muchos casos las aspiraciones de uno y otro grupo serán las mismas.

  • La estructura política y administrativa se mantiene igual que en época romana.

  • El latín pervive como único vehículo de comunicación (aunque evolucionó debido al aporte de vocablos y expresiones germanas). Los pueblos bárbaros rápidamente asimilaron una lengua y una cultura muy superiores a las suyas.

A favor del inicio de  la Edad Media:

  • A partir de este momento asistimos a la formación de élites gobernantes godas. Como veremos más adelante, los visigodos (y demás pueblos bárbaros) son una exigua minoría frente a la población autóctona pero detentan el poder político

  • Durante los tres siglos de dominación visigoda en Hispania asistiremos al intento de afianzamiento de una monarquía nacional al margen de las antiguas instituciones imperiales romanas.  

 


 


Fin del Imperio Romano

El siglo V  verá la total extinción del poder central del Imperio Romano. Las invasiones de pueblos germanos fueron la puntilla de un proceso degenerativo que ya venía ocurriendo desde unos doscientos años.   Las causas del éxito de dichas invasiones fueron variadas:

  • la zona occidental del Imperio Romano estaba muy deprimida demográficamente (por las catástrofes demográficas y económicas ocurridas en los siglos III y IV)

  • la pésima administración imperial había creado un fuerte malestar social sobre todo entre las clases menos favorecidas (por ello permitieron con pasividad la entrada de estas invasiones)

  • muy poca coordinación entre las clases dirigentes hispano-romanas (lo que impidió una defensa eficaz, por el contrario, muchos prefirieron pactar con los invasores).