Edad del Hierro: Los Arevacos

Los Arevacos

Los pobladores prerromanos de esta zona fueron los arévacos.

Ciudades importantes de los arévacos fueron Numancia, Uxama(Osma), Termancia (Tiermes), Segontia (Sigüenza) o Clunia (Coruña del Conde, Burgos).

Reconstrucción de cabaña arevaca (Numancia)

Esta tribu celta ocupó, aproximadamente, la cuenca del Alto Duero (la mitad occidental de la actual provincia de Soria, la zona nordeste de la de Segovia, el Sur de la de Burgos y posibles penetraciones, salvando el Sistema Central, en el Norte de Guadalajara. 

De todos modos, los arévacos están emparentados con otras tribus celtibéricas como los vacceos (ocupantes de la cuenca media del Duero -actuales provincias de Valladolid, Palencia, Ávila y Oeste de la provincia de Segovia) y Pelendones (parte nororiental de la provincia de Soria y Centro de Burgos).  Aunque hay constancia de la belicosidad de todos ellos, también son muchas las teseras que nos han llegado, figurillas que símbolizaban la protección y hospitalidad a los viajeros que las portaban.

 


 


Cultos de las tribus arevacas

Recomendamos como fuente de documentación la lectura de los trabajos de los historiadores Blázquez y Peralta, sobre las religiones de los pueblos indoeuropeos de Hispania.  Destacaremos:

Hipona,  dios de los caballos 

El Culto a los muertos

Los arévacos creían que el cielo era la la morada de los muertos y que la divinidad suprema residiría en los astros.

Una costumbre arevaca era exponer a la intemperie los cuerpos de los guerreros fallecidos para que fueran devorados por los buitres.  Los buitres llevarían el cuerpo de los guerreros al cielo. Por tanto, los buitres eran considerados animales sagrados. En las excavaciones arqueológicas de Numancia se ha encontrado una pintura donde unos buitres devoran los cuerpos de unos guerreros. 

 


 


El Culto a la guerra y las cofradías de guerreros

Para los celtíberos, Vaélico era el dios de los infiernos y selle representaba por un lobo.  De hecho, su nombre procede de la raíz celta "vailo" que significa lobo.  Es una deidad nocturna e infernal, equivalente al dios galo Sucellus, que lo representaban como un hombre que viste piel de lobo.

A este dios se asociaron cofradías de guerreros, que vestían pieles de lobo u oso, para adquirir la fuerza del animal.

Curiosamente, estas cofradías también están presentes siglos después entre los vikingos y los germanos, con los berserkers ("guerreros con piel de oso") y ûlfhêdhnar ("hombres con piel de lobo"), respectivamente. Expertos en etnología comparada  afirman que estas cofradías surgieron sin duda en un pasado común a todos estos pueblos indoeuropeos.  

 


 


El Culto a las cabezas cortadas

En castros vettones de Salamanca (Yecla la Vieja) han aparecido piedras con rostros sonrientes que miran ligeramente a un lado.  Están toscamente esculpidos. Estas piedras son alargadas y parece que se empotrarían en algún muro o pared.

Los expertos barajan la hipótesis que estén relacionadas con el culto celta de las cabezas cortadas. 

Los grandes guerreros galos y britones conservaban en aceite las cabezas de sus enemigos más destacados y las mostraban con orgullo manteniendo su aureola de grandes guerreros.  No eran simples trofeos si no un reconocimiento al valor y coraje del caído y el deseo de participar de su valor.

Es muy probable que una costumbre similar se conservara entre los celtas de Iberia.  En algunas estelas encontradas en Lara de los Infantes, aparecen escenas de cabezas y manos amputadas.  Además, se han hallado representaciones votivas  de cabezas en la zona celtibérica y labrada en piedra en la zona castreña, en el Noroeste peninsular.  Otros hallazgos aislados, como las 8 calaveras de la Edad del Hierro alineadas en el interior inaccesible de una cueva de Cantabria, parecen avalar esta hipótesis.