Edad Media: Reino de Castilla en el siglo XII

 

 a Curia de Alfonso VII
   
  Itinerario del rey
 

Miembros de la Curia

  Linajes, nobleza, mercedes y herencias
  La influencia de la Iglesia
   
   
   
   
 

Alfonso VII

 

 

 

 

tinerario del rey

La corte sigue siendo itinerante, por motivos de abastecimiento, aunque también por la necesidad de la presencia del rey en un lugar determinado por razones militares o políticas. Hasta 1133 Alfonso VII viaja poco (hay que recordar que sus primeros años de reinado son difíciles por revueltas nobiliarias y enfrentamientos con Aragón): se mueve entre León, Palencia y Carrión, con alguna salida a Toledo, Asturias o Galicia. Las primeras expediciones contra los musulmanes (a partir de 1133) o la intervención del rey en Zaragoza a la muerte del Batallador (1134) inician un ciclo de largos desplazamientos (en algunos años superó los 2.000 Km. recorridos).

El rey pasa el invierno en León, Burgos o Palencia. León es la ciudad de las grandes ceremonias. Cuando viaja a Toledo (para organizar las correrías por el Sur, hace paradas en Valladolid y Segovia). En cambio, viajó poco a Galicia, y casi nunca a Asturias. Con el rey se desplazan varios cientos de personas: servidores reales, escolta armada, nobles y obispos de la curia.

 

 

 


iembros de la Curia

El mayordomo es el jefe de la casa real: es un cargo desempeñado por un gran noble. El cargo de alférez suele ostentarlo el noble de alto rango de menor edad de la curia. El palacio donde vive el rey no debía ser muy grande: en su coronación imperial, todos los asistentes se alojaron en “tentoris suis” (sus tiendas). Durante dicha coronación, se celebraron grandes banquetes y una corrida de toros (no debemos imaginar un espectáculo taurino semejante al actual, se correrían toros y se les alancearía a caballo). También el rey repartió grandes dádivas entre todos (esta costumbre de regalar sirve al rey para demostrar su superioridad). Durante los viajes, la corte se entretendría en grandes monterías (como la celebrada a la vuelta de la campaña de Coria).

La curia real que apoya el gobierno del monarca está formada por: 3 a 5 obispos (no siempre los mismos), una decena de altos nobles; el mayordomo; el alférez; cuatro notarios y algunos escribanos a las órdenes del canciller (cargo que se disputan los arzobispos de Toledo y Santiago). No hay que olvidar que la redacción de diplomas para otorgar mercedes o privilegios fue una de las principales tareas de las reuniones de la curia con el emperador.

El rey, en la curia, hace uso de sus funciones judiciales y de arbitraje para dilucidar entre conflictos entre nobles, entre obispos y nobles, entre los propios obispos (por límites de jurisdicción de las diócesis, atribución de señoríos, decisiones sobre la guerra, relaciones con otros reinos, etc. También hace uso de su capacidad legislativa al aconsejarse de la curia sobre el otorgamiento y el contenido de fueros a las villas del reino.

 

 

 


inajes, nobleza, mercedes y herencias

Como se recordará, desde fines del reinado de Alfonso VI el sistema de parias (como principal fuente de riqueza del monarca) ha quebrado. Ya no se reciben parias de los musulmanes, por lo que la nobleza (que participaba en el reparto mediante las mercedes otorgadas por el rey) debe buscar nuevos recursos económicos. Estos recursos serán, principalmente, la posesión y explotación de la tierra que se hace a expensas del fisco real. Este sistema fue aprovechado por la nobleza en los turbulentos tiempos de Doña Urraca y los primeros años del reinado de Alfonso VII.

A partir de su coronación como emperador este sistema cambió: se reafirma el poder real  a través de manifestaciones de vasallaje (homenaje al rey con ciertas obligaciones; a cambio, el rey compensa al noble con alguna merced). Las relaciones de parentesco nobiliario se hacen aún por la vía masculina o femenina indistintamente. Las herencias no se hacen en beneficio del primogénito, sino que se reparte entre todos los hijos. Los oficios públicos de la corona no se heredan ni son vitalicios.

Entre los linajes nobiliarios castellanos, hemos de señalar a la familia más importante, que es la casa de Lara (varios de los nobles más importantes del reinado de Alfonso VII son de este linaje). Otra familia importante es la casa de Aza, descendientes de García Ordóñez (noble de Alfonso VI, muerto en la batalla de Uclés en 1108), que está emparentada con la casa de Lara. El otro gran linaje el la casa de Castro. Este linaje comienza con Fernando Ruiz, señor de Castrogeriz, casado con una hermana de Pedro Ansúrez. Su hijo, Gutierre Fernández de Castro tendrá un papel destacadísimo en los reinados tanto de Alfonso VII como de Alfonso VIII. Murió sin descendencia, por lo que la jefatura del linaje pasó a su hermano Rodrigo Fernández de Castro.

La alta nobleza (sobre todo estos grandes linajes) cuenta con un gran patrimonio, incluyendo señoríos. Esto les permite tener mesnada y clientela de infanzones propia, lo que les da una gran influencia cerca del rey. El monarca recompensa los servicios prestados (participación del noble y su mesnada en las campañas militares) con sueldos, tierras o rentas del fisco real. Esto es una forma de articulación vasallática alrededor del rey. Las mercedes reales no suelen ser vitalicias: los honores y tenencias otorgadas son, en teoría temporales y revocables, aunque no son raros los casos que alguno de estos honores o tenencias lo disfruten los herederos.

La gran nobleza reproduce el esquema anterior con respecto a sus vasallos infanzones y militares. A mediados del siglo XII empieza a generalizarse el uso de escudos nobiliarios para identificar a los linajes. Es el inicio de la heráldica y su reglamentación.

 

 

 


a influencia de la Iglesia

A diferencia de otros reinados, los obispos no tienen gran protagonismo político con Alfonso VII. Las sedes episcopales y monasterios son unas importantes fuentes de recursos del monarca, a cambio de dotar a las iglesias con bienes y rentas, exenciones y privilegios. Durante la década entre 1140 y 1150 comienzan a implantarse los monasterios cistercienses y premonstratenses. Se implantan al Norte del río Duero.

La Extremadura vio pocas fundaciones (salvo el monasterio cisterciense de Sacramenia, fundación de 1141, impulsada por el propio rey). El cercano monasterio de La Vid es premonstratense y fue fundado en 1152.