Edad Media: El Reino de Castilla en el siglo XII

 

lfonso VII, Hispaniae Imperator
   
  Difíciles comienzos
  Razzias y algaradas
  Emperador, un viejo sueño
  Decadencia de los almorávides
  La campaña de Almería
  La amenaza almohade
  Reparto de la reconquista
 

División del reino

   
 

Adefonsis VII

 

 

 

 

ifícil comienzo del reinado

El reinado de Alfonso VII, tras unos primeros años titubeantes (enfrentamiento con Alfonso I El Batallador), dará un impulso a la Reconquista, aprovechando la decadencia de los almorávides. Las fuerzas que le ayudan a este impulso reconquistador serán, principalmente, las villas de la Extremadura Castellana. Los grupos de guerreros que estas villas son capaces de reunir forman una fuerza militar más que considerable.

A raíz de la coronación imperial de Alfonso VII, el reino, en general y la Extremadura en particular, inician un periodo de grandes reformas y reorganizaciones de sus estructuras gubernativas para su mejor administración y defensa del territorio.

Los concejos son paulatinamente gobernados por los hombres que integran la caballería popular (o villana), cada vez mejor organizada y más potente. Serán el apoyo básico del monarca.

 Los primeros años de reinado de Alfonso VII fueron extremadamente difíciles. Aunque tiene experiencia de gobierno (ha gobernado Toledo y parte de la Extremadura), hereda un reino con muchos problemas: conflicto con Alfonso el Batallador, las veleidades independentistas de Portugal (que cristalizarán a lo largo de su reinado). Afortunadamente, tras la toma de Sigüenza (1124) se ha llegado a una tregua con los almorávides.

Al principio de su reinado intenta atraerse a la nobleza. Todos los linajes nobiliarios importantes rinden homenaje de vasallaje al nuevo monarca. La única excepción al principio fueron los Lara, aunque con el tiempo se acercarán al rey y serán unos fieles servidores. Una vez conseguida la fidelidad de la nobleza, intenta recuperar los territorios perdidos por Castilla durante el agitado reinado de su madre.

En 1127, aprovechando que el Batallador está inmerso en la tarea de asentar a la población mozárabe en su reino, recupera Burgos. El aragonés, responde presentándose con un ejército en Castilla. En Támara, el 31 de julio de 1127, ambos monarcas se encuentran y llegan a un pacto: el aragonés Alfonso I desiste del dominio de Castilla a cambio de La Rioja, Álava, Vizcaya, Este de Burgos (Belorado, Oca, Castrogeriz) y casi toda la provincia de Soria (con San Esteban, Gormaz, Almazán y Soria). A finales de este año, Alfonso VII casa con Berenguela, hija del conde de Barcelona Ramón Berenguer III, y competidor del Batallador por el dominio sobre el Bajo Ebro.

En 1128 obtiene el homenaje de Alfonso Enríquez como conde de Portugal. Se puede considerar este territorio como independiente del reino de Castilla y León. A partir de este momento, Portugal seguirá su camino como país independiente.

Durante este año, Alfonso VII reside en Segovia, donde arma un ejército que, siguiendo la falda de la sierra, llega hasta Ayllón y pasa a Atienza para enfrentarse a Alfonso el Batallador, que quiere tomar Medinaceli y Molina. Alfonso VII consigue acorralar al rey de Aragón en Almazán y le obliga a desistir de sus proyectos. Los condes Pedro y Rodrigo González de Lara (tenentes de grandes territorios en Burgos) no han acudido a la llamada del rey castellano-leonés, por no querer enfrentarse con el Batallador (debido a que sus territorios están fronteros con los del rey de Aragón, aunque la negativa a acudir a ayudar a su rey es una gran traición).

En junio de 1130, el rebelde Pedro González de Lara es apresado y desterrado a la Corte del rey de Aragón. Su hermano Rodrigo resistiría durante el verano en Asturias y la Liébana antes de caer en manos de Alfonso VII. Perdió el señorío de Lara, aunque debió reconciliarse con el rey, puesto que pronto (en 1132) le vemos como tenente y alcalde de Toledo (un puesto de gran importancia). Aprovechando que Alfonso I está enfrascado en un duro conflicto con el conde de Tolosa (Sur de Francia), el rey de León y Castilla marcha sobre Castrogeriz y Nájera. Recupera la primera pero fracasa ante la segunda.

 


azzias y algaradas

Desde 1128, la tregua con los almorávides se ha roto. Éstos razzian repetidamente las tierras de Toledo y Talavera. Las únicas fuerzas capaces de resistir el empuje almorávide son las milicias concejiles de la Extremadura. Las de Salamanca, Segovia y Ávila se distinguirán por su fiereza y habilidad en combate. En 1132 el tenente de Toledo, el conde Rodrigo González de Lara reúne a las huestes concejiles y lanza una audaz expedición sobre las tierras de Sevilla.

Al año siguiente, es el propio rey quien encabeza un ejército compuesto, en su mayor parte, por las huestes de los concejos de la Extremadura, con el que razzia toda la zona del bajo Guadalquivir. En fecha no determinada (aunque sin duda durante estos años) las huestes de Ávila y Segovia derrotan a las del gobernador almorávide de Córdoba y Granada en Lucena (a orillas del Guadiana). Con todo, todas estas expediciones bélicas no pasan de algaradas con algunos encuentros campales que no alteran en nada la relación de fuerzas entre cristianos y musulmanes.

 


mperador, un viejo sueño

Alfonso I el Batallador fallece en Fraga sin descendencia el 7 de septiembre de 1134. El rey de Castilla y León aprovecha para recuperar Nájera y toda la Rioja. Marcha sobre Zaragoza y la ocupa sin mucha resistencia. Mientras, los nobles navarros proclaman rey de Navarra a García Ramírez (que tiene en su poder Pamplona, Vizcaya, Guipúzcoa, Álava, Logroño y Tudela). Alfonso VII apoya la coronación del navarro a cambio de su vasallaje. Ramiro, hermano del Batallador es el nuevo rey de Aragón. Es el obispo de Barbastro. A principios de 1135 Alfonso VII abandona Zaragoza. En el camino de vuelta recupera Pancorbo y Miranda, buscando restaurar las fronteras del reino de su abuelo Alfonso VI.

El día de Pentecostés (26 de mayo) de 1135, en León, Alfonso VII es coronado Emperador en presencia del Arzobispo de Toledo, de casi todos los obispos de Castilla y León, el de Zaragoza y el de Tudela. También asiste, como vasallo suyo, el rey de Navarra García Ramírez. Esta coronación es un acto simbólico para refrendar su hegemonía sobre todos los reinos hispánicos.

El emperador se centra en recuperar los territorios perdidos en el Este de Castilla durante la guerra civil. En 1140 llega a un acuerdo con su cuñado Ramón Berenguer IV de Barcelona (gobernante en Aragón) para repartirse el reino de Navarra (para Alfonso serían Vizcaya, Álava, la Rioja y la zona de Estella; el resto, para los aragoneses).  García Ramírez actúa con rapidez, derrota a Ramón Berenguer en Ejea de los Caballeros (inverno de 1140) y vuelve a reiterar su vasallaje con Alfonso VII. Es más, concuerda un matrimonio de su hija Blanca con el primogénito castellano, Sancho. Con esto, el tratado anterior queda en papel mojado aunque la guerra entre Aragón y Navarra durará unos años, lo que aprovecha Alfonso VII para recuperar Logroño.

 


ecadencia de los almorávides

Los asuntos de la frontera sur tampoco se descuidaron. En 1137 nombra a Rodrigo Fernández de Castro (cabeza del linaje nobiliario de este nombre) Princeps Toletanae militiae con mando en todas las plazas de la Extremadura. Es un momento de dificultades internas del imperio almorávide en el Norte de África (ha surgido un nuevo poder: los almohades). Aprovecha para lanzar frecuentes correrías en el sur, con un ejército formado en su mayor parte por milicianos de los concejos de la Extremadura. Así, en 1139 recupera Oreja tras una rendición pactada. Este procedimiento es muy habitual: se cerca un castillo, se pacta un periodo de tiempo durante el cual los defensores pueden pedir ayuda externa; si no se recibe, los defensores rinden la plaza y pueden marcharse en paz. Así, ambos bandos evitan sufrimientos y derramamientos de sangre inútiles. Pese a la toma de Oreja, los almorávides aún son fuertes en Zorita y Uclés.

En 1142 Alfonso VII toma Coria mediante el mismo procedimiento que en Oreja. Mientras, las expediciones de las milicias concejiles se repiten, incluso varias veces al año. Las conquistas de plazas van haciéndose en lento, pero seguro goteo. En 1144 se toma el Castillo de Mora, una avanzada en los Montes de Toledo. Todo esto supone unos años de tranquilidad en la frontera que sirve para avanzar en la repoblación de la Transierra, hecha en su mayoría con mozárabes procedentes de Al-Andalus.

El proceso de descomposición interna almorávide (presión de los almohades en el N. De África, revueltas internas en Al-Andalus), facilita las cosas. En septiembre de 1144, el propio rey encabeza un gran fonsado contra Córdoba, Granada y Almería. El núcleo de este gran fonsado son los llamados caballeros pardos, milicianos a caballo que aportan las villas de la Extremadura.

Un musulmán (descendiente de los reyes taifa de Zaragoza y que lleva desde su expulsión de Zaragoza al servicio de Alfonso VII), Zafadola ocupa entre enero y marzo de 1145 Córdoba. Sus tropas son los caballeros pardos, que reciben una soldada a cambio de luchar bajo sus órdenes. De Córdoba pasó a Granada, creando una gran confusión (saqueos, sublevaciones de la población local, etc.). Seguirá en Murcia, Orihuela y Valencia. No se sabe qué pudo pasar, pero en febrero del año siguiente, encontramos a Zafadola enfrentado a sus caballeros pardos, que le derrotan y matan en Chinchilla durante una batalla campal. En primavera de 1146, incluso un contingente cristiano, en una de sus razzias, toma gran parte de la ciudad de Córdoba en una acción sorpresiva.

 


a amenaza almohade

En este periodo, los almohades han acabado con el imperio almorávide del N. De África y desembarcan en el Sur de la Península. Poco a poco van ocupando los efímeros reinos de taifa que se han creado con el colapso del imperio almorávide. Alfonso VII, intentando adelantarse a las campañas almohades, se lanza a una serie de grandes campañas. 

En 1147, el conde Manrique de Lara (tenente de Toledo) toma en una acción relámpago el castillo de Calatrava (a orillas del Guadiana). Es la punta de lanza de la frontera cristiana, en el camino de Toledo a Córdoba. Servirá de puesto avanzado para las razzias que se dirigen al Sur.   Este mismo año se conquista Almería, con ayuda de pisanos, catalanes y genoveses.

En 1150, asedia Córdoba aunque sin éxito; en 1151 hace lo mismo con Jaén, con similar éxito; en 1152 apoya a Ibn Mardanix (el Rey Lobo) a hacerse con Guadix (en el flanco occidental de Almería). En 1155 toma Andujar, en la ruta hacia Almería. Pero, la marea almohade es imparable.

A la vez, los almohades conquistan Sevilla. El líder almohade el Abd al-Mu’min, que se hace intitular califa. Los nuevos dueños de Al-Andalus tratan con gran dureza a las aristocracias locales y con mayor dureza a mozárabes y judíos. Esto lleva a la emigración a muchos grupos de judíos y mozárabes. Incluso un gran grupo de farfanes o mercenarios cristianos a órdenes de los almorávides abandonan Al- Andalus.

En 1157, los cristianos son obligados a retirarse de Baeza, Úbeda y Andujar. Almería queda aislada y es asediada. El rey organiza su ejército y se lanza a una razzia por Granada (para intentar levantar el asedio de Almería). A su vez, Ibn Mardanix moviliza su ejército (mayoritariamente formado por cristianos mercenarios) para apoyar a Alfonso. No consiguen su objetivo: Almería cae en julio. El rey debe retirarse, aunque acuerda con Ibn Mardanix el intercambio de la plaza de Baza (para el rey Lobo) por la de Uclés (para Castilla). Alfonso VII fallece en Fresneda (ladera norte del puerto del Muradal, cerca de la actual localidad de El Viso del Marqués), de camino de regreso a Toledo tras su fallida campaña, el 21 de agosto de 1157.

 

 


a campaña de Almería

En 1147 Alfonso VII hace la campaña de Almería. Estudamos aparte esta campaña ya que el motivo es el control del comercio en el Mediterráneo, que empieza a ser importante. Las repúblicas italianas de Pisa y Génova desean acceder al Mediterráneo occidental, en manos de los almohades (ahora). Los catalanes también están interesados en una apertura de este comercio. Por ello, Pisa y Génova ofrecen su ayuda naval al castellanoleonés. Ramón Berenguer hace lo mismo (aporta barcos y hombres). Las tropas de tierra en su mayor parte están formadas por mesnadas de nobles y milicias concejiles, a las que hay que sumar las allegadas por el rey de Navarra.

La empresa, en otras circunstancias (los almohades aún no se han hecho con el control de todo Al-Andalus, que se ha desgajado en pequeños reinos al mando de oligarquías locales) hubiera resultado casi imposible. Almería se encuentra a 450 Km. De Calatrava. Pero Alfonso VII está dispuesto a tan osada expedición. Entre julio y agosto toma Andújar, Baños de la Encina, Baeza y Úbeda. Desde allí avanza sobre Almería que ya se encuentra bloqueada por la flota italocatalana. El gobernante de Almería ofrece la fabulosa cifra de 100.000 morabetinos (moneda de oro de 3,9 gramos de peso) por levantar el cerco. Se pactó la rendición de la ciudad (para disgusto de pisanos y genoveses que se vieron privados del botín) y el 17 de octubre de 1147 los almerienses que lo desearon pudieron abandonar la ciudad con sus pertenencias.

De todos modos, el mantenimiento de la ciudad es precario. Lejos de las fronteras cristianas, a pesar de las fortalezas que se han ocupado en el camino (el dominio de dichos castillos se circunscribe a sus muros, exclusivamente). Afortunadamente, el rey de la taifa de Valencia y Murcia, Ibn Mardanix (conocido por los historiadores como Rey Lobo), será en lo sucesivo un aliado fiable para los castellanos. Así, uno de los flancos del camino a Almería puede considerarse seguro.

 


eparto de la reconquista

A partir de 1149, encontramos a los hijos de Alfonso VII asociados al trono: Sancho (nacido en 1133) y Fernando (en 1137). El primogénito ha casado con la hija del rey de Navarra, Blanca y está instalado, con título de rey, en Nájera.

En 1150 muere García Ramírez, rey de Navarra. De nuevo, Alfonso VII desempolva el viejo tratado con Ramón Berenguer de reparto de Navarra.

En 1151 se firma unl nuevo tratado, en Tudillén, donde se repartirán las zonas de reconquista entre Castilla y Aragón: los reinos de Valencia y Murcia, hasta Lorca) serán para Aragón. El resto para Castilla-León. En cuanto al asunto navarro,  la habilidad política del nuevo rey de Pamplona (Sancho VI) evitará el desmembramiento. Rinde homenaje al emperador y se casa con su hija Sancha.

  

 


ivisión del reino

Antes de su muerte, durante la reunión de la curia, celebrada en Valladolid en 1155, Alfonso VII ha decidido repartir el reino entre sus hijos, en la más genuina tradición de la familia: Sancho, el primogénito, recibe Castilla; Fernando recibe León. Incluso en esta curia se marca la frontera entre ambos reinos: el este del río Deva, Tierra de Campos (con Sahagún, Urueñas, Cubillas o Tordesillas), la tierra de Arévalo y la Transierra de Toledo serán para Castilla.

La separación de los reinos será una fuente inagotable de conflictos durante los próximos decenios, ya que la Tierra de Campos está llena de Señoríos (pertenecientes tanto a nobles castellanos como leoneses) y Monasterios. Es, además, la zona más rica de la meseta.