Edad Media: Los ejércitos hispanos (s. XII y XIII)

 

a sociedad guerrera
   
  Una sociedad para la guerra
  Organización del ejército cristiano
 

Organización del ejército andalusí

 

La caballería 

 

Tácticas

 

El ejército en campaña

 

La intendencia

 

mesnadas, huestes, milicias,...

 

 

 

 

 

 

ociedad al servicio la guerra

La sociedad castellana está organizada para la guerra, aunque el ejército solamente se reclutaba y organizaba cuando era necesaria la guerra. El rey es el jefe supremo de este ejército.

A finales del XII, los monarcas cristianos entienden que es necesaria la reconquista total y finalmente se le daría temporalmente carácter de cruzada (las Navas de Tolosa o la campaña de Barbastro).  El sistema de guerra peninsular basado en las algaradas y razzias sirve a sus objetivos de expansión ya que para conquistar las ciudades se requerían años de incursiones, destrucción de los alrededores agrícolas, bloqueo del comercio y , una vez debilitadas, el asedio.

Las acciones bélicas, según sus características, recibían distintas denominaciones:

  • Cabalgada: es una incursión en campo enemigo para causar daño y robar. Según el número de participantes, la cabalgada se hacía a descubierta (sin ocultarse) o encubierta (cuando el número de participantes obligaba a ser precavidos).

  • Algarada: incursión por sorpresa, donde la emboscada y el ataque por sorpresa son las pautas fundamentales.

  • Apellido: según el fuero de Sepúlveda es el llamamiento de gente para defender el territorio, término o alfoz.

  • Fonsado: movilización general para una acción ofensiva, promovida por el rey. Toma el nombre del llamado que hizo un antiguo rey leonés (Alfonso II). En el fonsado toda la sociedad está obligada a participar. En la campaña de las Navas de Tolosa, estamos en el caso de fonsado.

 

 


rganización del ejército cristiano

La campaña de las Navas es un buen ejemplo a estudiar ya que en ella participaron todos los componentes que formaban el ejército castellano.

  • Mesnada real: el rey tiene a los milites regis, encargados de la defensa de su persona. Son hidalgos que viven en la casa del rey y forman su guardia personal. Se les llama también mesnaderos. Reciben del rey armas, caballo y un sueldo (además de ser mantenidos por el monarca). La mesnada real está mandada por el alférez real, que era el encargado de llevar el pendón real en campaña y la espada del rey en los actos solemnes. El pendón real es una bandera roja con la imagen de un castillo de oro (en la época de Alfonso VIII).

 

  • Mesnadas señoriales: movilizadas y mantenidas por los nobles, integradas por los vasallos del señor, sus parientes y caballeros que se ofrecían al noble a cambio de una soldada. A cambio de estas tropas, el rey suele dar a los nobles rentas y tierras (que deben ser devueltas a la muerte del noble, ya que no se heredan; igualmente, en caso de traición contra el rey, el señor era despojado o desterrado de los honores dados anteriormente). Según fuera el tamaño y la calidad de la mesnada allegada, mayor o menor será el premio. Cada mesnada señorial estaba bajo el pendón o enseña del noble.

 

  • Milicias concejiles: durante el reinado de Alfonso VIII alcanzaron su mayor desarrollo y reglamentación. Tuvieron una importancia capital en la defensa de la frontera durante todo el siglo XII. La hueste de los concejos se reparte entre colaciones o parroquias y está compuesta por caballeros y peones (según fuera el potencial económico de cada cual). En el fuero de cada villa se especificaba claramente el tiempo durante el cual la hueste concejil estaría movilizada. En la campaña de las Navas, todas las ciudades y villas castellanas debieron allegar todos los hombres disponibles. Antes de partir, la villa debía dejar un grupo armado para guardarla ante un posible ataque. Cada parroquia debía organizar un grupo de velas para guardar las murallas. Además, se expulsaba de la villa a todo varón desconocido y existía una especie de toque de queda, a la caída del sol por el cual se detenía y encarcelaba a todo individuo que anduviera por las calles. Todo villano que sirviera como caballero, adquiría el estatus de infanzón, siempre y cuando fuera armado convenientemente y montara un caballo de guerra, macho y no un caballo de carga. Esto último es bastante importante ya que el coste de un caballo de guerra era muy elevado (equivalente al precio de una casa, o al de seis bueyes), y no está al alcance de muchos. Los caballeros villanos formarán una especie de clase media en la sociedad castellana del siglo XII. Son civiles con un cierto adiestramiento militar y una larga experiencia en cabalgadas organizadas por las propias villas. El mando de la hueste concejil recae sobre el juez o alcaldes de la villa, Cada concejo tiene su propia bandera, cuadrada y farpada. Si la mesnada  de una villa no era lo suficientemente grande, quedaba encuadrada con otras hasta llegar a 100 ó 150 caballeros. Se sabe que cada mesnada llevaba consigo a un cirujano y a cierto personal sanitario para curar las heridas tanto de personas como de bestias.

 

  • Mesnadas de las Órdenes Militares: son, sin ninguna duda, las mejores unidades de combate del reino. Están formadas por caballeros perfectamente armados y adiestrados. Además de los freires, también combaten a caballo los sargentos, que sirven de escuderos de los freires. Además, los vasallos de las encomiendas sirven como peones. Las Órdenes Militares debían ayudarse unas a otras. Así, en caso de que el Maestre de una de ellas faltase, debían sus caballeros ponerse a las órdenes del Maestre de otra. Cada orden tenía un “uniforme” (sobrevesta blanca con cruz, salvo la Orden del Hospital que visten de negro). Como se ha dicho, forman un contingente valioso debido a su entrenamiento y a su disciplina

 

  • Mercenarios: son relativamente abundantes. Se trata de soldados procedentes de diversas partes de la Península. Hubo mercenarios tanto en las filas cristianas como en los ejércitos musulmanes. Estos mercenarios recibían el nombre de almogávares o golfines y eran gentes que, por falta de medios, por haber cometidos delitos, se instalaban en zonas de frontera (“son gallegos y lacayos que andan por la sierra del Muradal como cuasi salvajes y desde allí entran en tierras de moros a robar, saltear y cautivar moros, y cuando allá no hallan, saltean los caminos y roban hasta a los cristianos, según alguna crónica de la época). Los almogávares son infantes que cubren la cabeza con un tosco casco, igual de toscas son las vestimentas que llevan (pieles de animales), calzados con rústicas albarcas y armados con un chuzo (palo con punta de hierro), lanza corta y espada. Algunos autores han creído ver en el guía que indicó el camino a la Mesa del Rey a uno de estos almogávares o golfines.

 


rganización del ejército musulmán

Está formado por elementos permanentes (reclutas andalusíes obligados al servicio militar) y mercenarios. Además, hay muchos voluntarios que luchan en la guerra santa. El ejército almohade está formado por elementos y grupos humanos dispares (de ahí que sea, en general, un ejército de poca eficacia).

Lo componen:

  •  Almohades: son varias tribus y no forman un grupo homogéneo

 

  • Árabes: son beduinos que han ido emigrando desde el Norte de África. Son tribus nómadas que aportan sus propias tácticas de combate: son bastante indisciplinados aunque corajudos. Su táctica favorita es el torna-fulle. Forman aproximadamente el 50% del ejército almohade. Cobraban una soldada superior a los almohades. Estos árabes eran buenos jinetes y formaban la fuerza de choque del ejército musulmán. Su valentía era proverbial y acudían a la batalla acompañados de sus mujeres, que les proporcionaban agua en el fragor del combate.

 

  • Andalusíes: están familiarizados con los métodos de combate de los cristianos. Por tanto, la caballería andalusíe era pesada e iba armada como su equivalente cristiana (en contraste con la caballería norteafricana que iba ligeramente armada).

 

  • Mercenarios cristianos: muchos cristianos se contratan como farfanes o mercenarios. El propio rey de Navarra, Sancho VII, antes de la campaña de las Navas, había pasado con su ejército al Norte de África para luchar con los almohades, como tropas mercenarias. En las Navas de Tolosa, por el carácter de cruzada que tuvo la campaña, no hubo tropas cristianas entre los musulmanes (a diferencia de la batalla de Alarcos).

 

  • Guzz: soldados kurdos mercenarios. Eran consumados arqueros y formaban escuadrones a caballo.

 

  • Voluntarios: muchos musulmanes, llevados por su fervor, acudían a la llamada del califa, a luchar contra el infiel. Tampoco puede considerarse que fueran tropas muy fiables.

 

  •  La guardia del califa: formada por gentes de las tribus más allegadas al califa. Fueron los defensores del palenque en la batalla de las Navas.

El uso de emblemas y banderas está restringido al califa. El pendón del califa Al-Nasir era blanco. El pendón de las Navas conservado en el monasterio de las Huelgas de Burgos estaría al lado de la tienda del Miramamolín, aunque también pudiera ser el dosel de la tienda. La tienda roja tenía un significado especial. Representa el poder central contra los almohades.

El esquema general del ejército musulmán era el siguiente:

  • Ocho soldados forman el grupo elemental, al mando de un jefe o nadir, con una enseña llamada icda.

  • Cinco nadires y sus hombres están al mando de un arif, que lleva una bandera llamada bund.

  • Un grupo de cinco arifes está a las órdenes de un nakib, con una enseña llamada lina.

  • Cinco nakib y su gente están a las órdenes de un alcaide, cuyo guión se denomina alam.

  • Cinco alcaides están a las órdenes de un emir, que lleva un pendón llamado raga.

El emir es el encargado de mantener en perfecto estado el material bélico y el encargado de la intendencia de su grupo.

Precisamente, la ineficiencia de la intendencia almohade fue una de las causas de que sus campañas no pudieran extenderse durante mucho tiempo. En 1211, después de la toma de Salvatierra en septiembre, el miramamolín Al-Nasir dio por terminada la campaña debido a que tenía graves problemas de abastecimiento. Igualmente, salvo en contadas ocasiones, el ejército almohade solía ser de dimensiones modestas, debido a la citada dificultad de la intendencia.

 

 


aballería

Tal importancia tiene la caballería como arma de guerra, que condiciona toda la sociedad medieval (recuérdese que uno de los medios de ascenso social es pertenecer a la caballería villana). Hay dos tipos de caballería: pesada (predominante en el bando cristiano) y ligera (la preferida por los musulmanes). Veamos:

  • El caballero cristiano monta a la brida, es decir, sentado con las piernas extendidas y rígidas y los pies firmemente asentados en el estribo (formando un todo con el caballo y así transmitiendo a la lanza toda la fuerza del caballo al galope). Este tipo de monta requiere una silla especial, de cuero y madera, con arzón alto y el trasero abrazando las caderas del caballero para aportarle mayor estabilidad y apoyo (muchas veces entre el arzón delantero y trasero se ataba una cuerda por encima de las piernas que aferraba aún más al caballero a la silla). Para este tipo de monta se necesitan grandes caballos (en muchos casos armados también con lorigas desde el cuello hasta las ancas para protegerle de golpes y flechas enemigas).

 

  • El otro modo de monta es a la jineta, modalidad preferida por los  musulmanes. El jinete lleva las piernas flexionadas, con estribos cortos, sujetando y dirigiendo al caballo con las rodillas. La silla de montar no requería arzón, por lo que suele ser plana. Para este tipo de monta se necesita un caballo de menor alzada que para la anteriormente descrita. El caballero va ligeramente armado con una lanza, adarga y espada y es apropiada para las cargas típicas del torna-fulle musulmán.  De todos modos, los musulmanes andalusíes (como ya se dijo) también contaban con escuadrones de caballería pesada que montaría a la brida.

Un aspecto importante es la intendencia para las caballerías. Sabido es que el caballo y la mula necesitan de grano, además de forraje o pasto, para su alimentación. El grano empleado sería la cebada o avena (el trigo, además de ser indigesto para los caballos, se reservaba para la alimentación humana). Un caballo tras un día de marcha necesitaría unos 14 kilos de pasto y 4 de grano. Tras un día de combate las cantidades son de 10 kilos de pasto y 11 de grano. Bien es cierto que un caballo puede pasar varios días sin alimentarse, pero la pérdida de un 10% de su agua corporal le ocasiona la muerte. Por tanto, debe beber abundantemente todos los días (más teniendo en cuenta que las campañas se hacen en verano), entre 38 y 48 litros de agua.

 


ácticas

El periodo que nos ocupa (siglo XII y principios del XIII) no fue un dechado de innovaciones tácticas en batalla. Solamente se procuraba iniciar el combate con el sol a la espalda y a favor de viento. Una vez, se disponían los ejércitos en haces, ninguno de los dos bandos deseaban iniciar el combate para no perder las ventajosas posiciones que se habían procurado. Además, una vez iniciado el combate, los jefes no eran más que conductores de hombres y se veían inmediatamente involucrados en el combate cuerpo a cuerpo, con lo que no podían observar y dar órdenes con claridad.

Las cargas de caballería 

Solamente, en el momento de la carga, se procura que los caballeros vayan juntos, sin huecos entre ellos, a veces en forma de cuña (tres en cabeza, cinco en segunda línea, ocho en tercera y luego el resto del ejército) para percutir fuertemente en un punto del despliegue enemigo. El ataque comienza despacio, para no perder los caballeros la línea; poco a poco, van aumentando la velocidad para llegar al contacto en el momento de mayor velocidad de los caballos. Si se rompía la formación enemiga y se superaba, se consideraba ganada la batalla. Si no era así, los caballeros volvían grupas y entraba en acción un nuevo contingente de caballeros. Se recomienda no hacer una segunda carga sobre el mismo punto donde lo hizo la primera para evitar así encontrarse con el obstáculo de caballos y caballeros muertos.

Los cuadros de infantería

La infantería, para protegerse de estas cargas de caballería, solía poner delante de sus líneas cuerdas embreadas tensadas, que, en teoría, detenían el primer envite.  La infantería puede combatir presentando un muro (una línea de combatientes formando un cuadrado), una muela (cuando la infantería se disponía en círculo) o un corral (como hizo la guardia del miramamolín en Las Navas). Este corral consistía en un cuadrado con reforzado por cuerdas o cadenas delante de los infantes, que clavan sus lanzas en el suelo con la punta hacia el enemigo.

El torna fulle

Los musulmanes combatían rodeados de gran ruido producidos por tambores, trompetas y voces. Los almohades usaban tambores enormes (de varios metros de circunferencia). Eran maestros en el torna-fulle (carga de caballería ligera para desordenar las líneas cerradas, en un momento dado retroceder y provocar una contracarga de la caballería enemiga que se encontraría pronto aislada y a merced de los infantes musulmanes, mientras la caballería mora volvía grupas y se enfrentaba a los caballeros cristianos). Entre carga y carga, la caballería almohade se refugia tras las líneas de infantería (formada por una primera línea de lanzas clavadas en el suelo con infantes rodilla en tierra, una segunda de pie, con jabalinas y lanzas y una tercera de honderos). Este despliegue obliga a los infantes a mantenerse a pie firme en el campo, puesto que su retirada comprometería enormemente al ejército almohade.

 


l ejército en campaña

Los ejércitos marchaban en diversas columnas y de forma escalonada para facilitar la intendencia, aunque cuando el enemigo se adivina cerca, todo el ejército debe andar próximo entre sí. La marcha se hace lentamente, ya que hay que acomodar el paso a los elementos más lentos (los peones) y porque el establecimiento y desmontaje del campamento requería bastante tiempo, durante el cual el ejército debe mantenerse alerta para evitar ataques inesperados.

El ejército debe “posar en uno”, es decir, acampar todos juntos, en un paraje con fácil acceso al agua, hierba y leña. Los campamentos se cierran con palos y cadenas y las tiendas se ordenan en el interior. Estas hacen de muros, colocándose unas al lado de otras, de forma que ni caballos ni hombres pudieran pasar entre ellas. La tienda del rey o el califa se sitúa en el centro, dejándose un espacio que hace de plaza; luego se colocan las tiendas de los nobles y oficiales. Después, dejando espacios que sirven de calles, el resto de las tiendas. No es descartable que parte del ejército pasara la noche al raso (especialmente en verano), o en refugios naturales. De todas formas, todos los efectivos formaban en posadas, la unidad básica de 8 hombres para la distribución de alimentos, pasar lista y revisar el armamento.

Las tiendas de campaña suelen ser de forma circular, con un tendal, poste central del que parten las cuerdas que tensan la tela y se amarran al suelo. Alrededor se colocaba una pieza de tela circular que hacía forma de cono. En sus extremos cuelgan los alabes (telas que cierran la tienda). La tiendas no tienen puertas, para entrar o salir basta levantar uno de los alabes. Las tiendas son más grandes y lujosas cuanto más importante es su dueño.

Como ya se ha comentado, la tienda roja del califa era un símbolo tanto para los defensores como para los atacantes. Por ello, tras la batalla, Alfonso VIII envió la tienda roja de Al Nasir como regalo al Papa Inocencio III.

 


a intendencia

El principal problema de todo ejército medieval era solventar la intendencia (preocupación que persiste actualmente). A pesar de que un soldado medieval estaría acostumbrado a la dureza de marchas largas, con un sol de justicia, con poco agua y no muchos alimentos, un ejército de grandes dimensiones necesita una organizada logística, ya que incomodidades extremas y estómagos vacíos son una invitación a la deserción. Posiblemente, esta fuera la causa de la vuelta en Calatrava de los ultramontanos en la campaña de las Navas. También la falta de alimentos llevó al levantamiento del sitio de Huete (1172) por parte de los almohades que sufrieron una penosa retirada sin alimentos.

El pan es el alimento fundamental. Para producirlo debía haber un grupo de panaderas profesionales (esta profesión era desarrollada por mujeres en la Edad Media). La molienda se hace con molinos movidos por animales o a mano. Los hornos tienen el hogar separado de la cámara de cocción. Se hacen de barro y son muy rudimentarios.

El vino es un aporte importante de calorías en la Península en esta época. Se transporta en pellejos, estaba aguado y se tomaba mojando el pan. Potajes de legumbres completan, junto a cebollas y apio, la alimentación. La única carne consumida por los soldados pobres era el tocino o la proporcionada por alguna caballería muerta. En cambio, parece ser que los nobles consumían grandes cantidades de carne (en las cortes de 1258 se regula que no se debe comer carne más de dos veces al día en campaña) de caza o pescado (de río, habitualmente).

El autor inglés Prestwich, en su libro “Armies and warfare in the Middle Ages. The English Experience”, de 1996, calcula que un grupo de 20 hombres consumía 12,7 kilos de trigo, dos de malta y grandes cantidades de carne y pescado, por semana. Además de ingentes cantidades de alimentos para hombres y caballerías, un ejército debe transportar un variopinto y abundante volumen de utensilios necesarios para la acampada, para reparar armas, impedimenta diversa, municiones, etc. Esto se hace mediante recuas de mulos y asnos ya que los caminos (y más en zonas fronterizas) suelen ser impracticables para los carros.

Normalmente, una parte del ejército en marcha abandonaba la columna para buscar alimentos (son los forrajeadores). En la campaña de las Navas, en un terreno abierto y agostado como es la Mancha, hubo grandes problemas de abastecimiento antes de llegar los cristianos al Muradal (la crónica del Arzobispo Jiménez de Rada recuerda de vez en cuando estas dificultades).