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Edad Media: Ejércitos Hispanos en el siglo X |
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Durante el siglo X, se produjo un continuismo en las tradiciones guerreras aunque los ejércitos y estados cristianos del Norte seguían siendo pobres mientras que Al-Andalus, muy poblada y opulenta, era conocida por la calidad de sus armas. sin embargo ambos bandos usaron técnicas, organizaciones y defensas muy similares
Almanzor hizo suyo la idea de guerra santa, en vez de un despliegue estratégico para acrecentar sus dominio y recuperar territorios cristianos. Buscaba la humillación y sumisión de los reyes, religiosos y condes cristianos. Por ello, pese a las incontables razzias que capitaneó, puede decirse que no conquistó ningún territorio importante. Solamente ocupó, por razones de táctica militar, aquellas fortalezas que los castellanos abandonaron al Sur del Duero. Las razzias tenían como objeto destruir las cosechas del enemigo e impedir su asentamiento sobre el terreno. Esto obligaba a vivir en una penuria continua a los habitantes de una región, los graneros no se podían llenar. También servían para facilitar asedios futuros, pues varias razzias continuadas impiden abastecer las fortalezas o ciudades y, en caso de un asedio, las reservas de alimentos se agotaban pronto, con lo que la plaza debía rendirse por hambre. Eso sí, otro de los principales objetivos de las incursiones era la obtención de botín : cosechas, ganado, riquezas, pero sobre todo, esclavos de ambos sexos (gentes sorprendidas antes de que se pudieran poner a salvo, cautivos militares, etc). A la muerte de Almanzor, las gentes de Córdobas lamentaban “que hubiera muerto quien nos surtía de esclavos”. Almanzor, con la gran experiencia que fue acumulando, olía dirigir las batallas desde un cerro cercano donde dominaba el campo de batalla y podía dar las órdenes pertinentes.
Aunque muchas de las incursiones de Almanzor fueron profundas (recordar los saqueos de Santiago o de Barcelona), no solían forzar ninguna fortaleza del camino. Ante la amenaza, los cristianos se encastillaban y dejaban pasar al poderoso ejército musulmán. Como un asedio suele requerir bastante tiempo, los ejércitos invasores optaban por dejar a sus espaldas dichas fortalezas (que, por otra parte, no contaban con contingentes de tropas lo suficientemente importantes para significar una amenaza real). Anteriormente a Almanzor, las razziass solían lanzarse en verano. En Junio, los espías informaban del estado de las cosechas de los lugares por donde iba a transcurrir la cabalgada, pues los ejércitos se avituallaban de lo que cosechaban y robaban sobre el terreno. Pero Almanzor hizo construir en Córdoba grandes silos para almacenar grano y no tener que detener una razzia por una posible mala cosecha de la zona de paso (tal como ocurrió durante varios años a partir de 988). Esto permitió al gran caudillo amirí organizar razzias en toda época del año durante más de 25 años. Como ejemplo de la complejidad logística que suponía una razzia (y Almanzor hizo no menos de 50) señalemos que para la campaña de 1002 (la última que realizó), Almanzor reunió:
Curiosamente, no se hace mención al uso de ninguna carreta (de uso extendido en los territorios cristianos). Probablemente, esto sea debido a que las carretas tienden a formar una larguísima y lenta columna, frente a la agilidad que pueden ofrecer camellos y demás bestias. La disposición de marcha del ejército es:
En territorio amigo, esta disposición estaba bastante separada entre sí (incluso entre vanguardia y retaguardia podía haber más de una jornada de distancia) pero al penetrar en territorio hostil las diferentes partes se juntaban y marchaban de forma que unas pudieran ver a las otras para prevenir ataques sorpresa.
Aunque menos frecuentes que las razzias de uno y otro bando, también se produjeron asedios y asaltos. los asediantes mediante túneles bajo las murallas intentan echar abajo los muros. Otro procedimiento era “bombardear” tanto los muros como el interior con proyectiles lanzados por catapultas (arrada) y almajeneques (manchaniq) hasta conseguir abrir una brecha por donde penetrar dentro de la fortaleza. Ejemplos de ambas armas pueden verse en las murallas de Maderuelo.
El reparto del botín en el ejercito andalusí se hacía como sigue: se aparte una parte para el Estado, el resto se reparte entre los combatientes atendiendo al rango que ocupan en el ejército. Los prisioneros de los que se podía conseguir un rescate eran objeto de negociación. Los demás eran vendidos como esclavos.
Las fronteras del califato de Córdoba están organizadas en Marcas odistritos fronterizos, dirigidos por un General (Qa’id). La marca del Duero es la llamada Marca Media con capital en Medinaceli (Soria). Esta ciudad ha sido poblada y fortificada por el general Galib Al-Nasirí en 945. Será el punto de partida de todas las aceifas y correrías musulmanas hacia el Condado de Castilla y el Reino de León. Toda la zona fronteriza se llena de castillos (hisn) que se emplazan en cimas poco accesibles. Cuando hay alguna fortificación ya existente se aprovecha o se reconstruye, si es necesario. Entre fortalezas se construyen torres-vigías (alcobas) que sirven para enviar señales luminosas entre las fortalezas (humo o destellos en espejos durante el día, o fogatas durante la noche). Esto permite una comunicación rápida (muy importante en casos de ataques enemigos). Hay que decir que los cristianos usan un sistema muy similar. La fortaleza típica de este periodo (Maderuelo reúne todas las características) es un sólido recinto amurallado, adaptado al terreno, hecho de mampostería o tapial flanqueado por torres cuadradas en los ángulos y repartidas regularmente a lo largo de la muralla, allí donde se estimase que eran necesarias para una mejor defensa. El recinto suele tener una sola puerta cuyas hojas se forraban con láminas de hierro para fortalecerla. Dentro del castillo, el aljibe para recoger las aguas pluviales y que sirva como reserva de agua del castillo. En Maderuelo también se excavaron profundos pozos de más de 30mts para obtener agua. Como almacenes de armas y víveres, se solían usar las partes bajas de torreones y en la torre del homenaje (torre más alta del recinto que sería el último bastión de defensa de un castillo). El recinto amurallado de Maderuelo en este siglo X no sería el actual, sino más reducido: la puerta de acceso se situaría de frente del San Miguel y la muralla iría, a grandes rasgos, siguiendo el perímetro que marcan las manzanas de casas entre la calle de Arriba y la de Abajo hasta la Plaza de Santa María. La iglesia serviría de cerramiento del recinto amurallado. Posiblemente, la propia iglesia fuera la torre del homenaje de la fortaleza. Fuera del recinto de las fortalezas, en la zona llana se situaría el arrabal (rabad) donde viven las familias de los soldados de la guarnición y algún artesano o comerciante. Presidiendo el caserío está la mezquita (edificio bastante humilde, en todo caso). Las casas son de adobe, con techo de ramas y barro. Los soldados, a cambio del servicio de guarnición, tienen derecho a cultivar un pequeño trozo de tierra en las cercanías del castillo. En caso de alerta, todos los habitantes del arrabal corren a refugiarse en el recinto amurallado con todos los bienes y alimentos que pueden transportar. La situación del arrabal de Maderuelo es difícil de determinar. Probablemente en el arroyo, alrededor de lo que se conoce como Santa Coloma, aunque esto no es sino una hipótesis.
Existió una élite guerrera desplegada permanentemente en la frontera. Eran profesionales cuya efectividad era muy superior a las milicias y huestes integradas por hombres reclutados para una campaña. Recordemos que todos los hombres tenían obligación militar aunque ocasional. En los ejércitos musulmanes, estos soldados profesionales se llamaron ghazis. Solían portar casco metálico y cota de malla completa. Un hecho diferenciador de Al-andalus con respecto al resto del Islam fue el llevar la cota de malla a la vista, según la moda europea, mientras que el resto de musulmanes la solía cubrir con el burud.
Ambos bandos combinaron el uso de la caballería ligera, que portaba arcos, junto con lanza pesada (qanah) y espadas. A diferencia del resto de Europa, en la península usaban jabalinas, mazas largas y hacha de caballería o de arzón. Otras armas ofensivas de un jinete son la daga y puñal. Como protección, la adarga o escudo de cuero fue muy usada, tanto por la infantería como la caballería, aunque los jinetes no lo usaban cuando atacaban con la lanza, que a veces requería el uso de ambas manos. En caso de batalla, el ejército musulmán suele emplear cargas de caballería seguidas de bruscos repliegues (la táctica del “torna-fulle” de las crónicas cristianas o "karr wa farr" según los árabes ) que buscan descomponer las líneas enemigas. El grueso del ejército musulmán está formado por jinetes bereberes (del N. de África) que reciben un sueldo, un caballo, atalajes, armas y alimentos para él y su montura por parte del Estado. Cada jinete debía cuidar de lo que se le daba y estar siempre dispuesto. Para ello, se hacían frecuentes revistas de tropas para comprobar que todo estuviera en perfecto estado. Que la mayoría del ejército fueran jinetes se entiende por la rapidez de movimientos necesaria en las razzias, principal tipo de combate empleado en el siglo X. Cada jinete es asistido en campaña por un escudero que conduce una acémila (zamila) encargada de llevar las armas y el equipaje de jinete y escudero (tienda de campaña y objetos personales). |
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