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OBSERVACIONES FINALES

Se han encontrado más restos de policromía de lo que en un primer estudio se intuía, así como restos de policromía en el interior de agujeros huecos y fisuras. Esto no deja de parecer extraño, ya que la técnica del fresco se realiza sobre un intónaco extendido sin ningún tipo de imperfección, ni oquedades, aunque muchas veces se termine a punta de pincel. Esto hace pensar a una posible intervención posterior.

Se trata por tanto de un fresco anómalo en su técnica de ejecución, ya que además de lo escrito en el punto anterior, se han observado otros aspectos a este respecto.

Un dato importante, es que no se han encontrado marcas de ningún tipo para la preparación de la composición, ni sinopia, ni dibujos, ni incisiones. (Más adelante explicaremos la técnica de ejecución de un fresco para que puedan valorar estos puntos.)

El espesor del intónaco decorado, varía mucho, desde unos 5cm. a pocos milímetros donde la capa de “arricio” casi nunca está presente y falta completamente el “intonachino” o capa final del fresco.

En estos frescos de la Veracruz, las jornadas son de grandes dimensiones, realizándose de arriba abajo. Es quizás por esto que fue terminado a punta de pincel al no tener el tiempo suficiente para terminarlo al fresco.

Las jornadas son de grandes dimensiones, no tienen un corte definido y los bordes son irregulares sobreponiéndose unos encima de otros con varios centímetros de espesor.

También de los análisis realizados aparecen curiosidades, como por ejemplo, el color rojo encontrado sobre la cornisa que separa la bóveda de la pared, son gotas de  una sustancia orgánica que es muy posible que sea sangre y que no se encuentra en el resto de la pintura, es de diferente composición que el intónaco.

Por desgracia, no se ha podido hacer una comparación con las pinturas del Museo del Prado, realizándoles el mismo análisis y observando los resultados.

 La correcta realización de un fresco, como lo realizaban en la época románica consiste en pintar sobre una pared preparada con argamasa húmeda, usando pigmentos mezclados solo con agua. Cuando la masa de yeso y cal se seca, fragua y se endurece formando los pigmentos parte integral de la superficie.

El examen microcópico de una pintura al fresco revela una clara penetración del pigmento en los intersticios de las partículas que componen la superficie de yeso, en contraste con el tipo de adhesión, más superficial, de las pinturas al óleo y al temple. Las partículas de pigmento quedan cementadas en la cal, del mismo modo que entre sí con la arena.

Antes de comenzar un fresco, el artista, dispone de unos planos que generalmente incluyen una visualización completa de la obra, dibujada a escala y a color, con estudios separados de detalles de las partes más significativas de la obra, y una serie de bocetos o estudios de los elementos individuales.

Seguidamente se dibujan los contornos sobre un rollo de papel de tamaño grande. Estos “cartones”, a partir de los cuales se calca el diseño en la pared, y que deberán usarse al menos, dos veces, tienen que numerarse y enrollarse cuidadosamente, registrando los lugares donde entrarán en contacto. Se perforan las líneas, pasando sobre ellas una ruedecilla dentada. El artista dibujaba una sinopia o contorno a mano alzada, en color rojo mezclado con un poco de cal.

Una vez preparada la pared, se aplican las capas preliminares de argamasa del modo previamente descrito, y cuando la penúltima capa está firme y lo suficientemente dura como para no resultar dañada por las manipulaciones, se sujetan a la pared los rollos de papel con los contornos perforados y se transfiere el dibujo pasando sobre las líneas una bolsita de gasa llena de color  seco. Luego se repasan estas líneas a pincel, utilizando cualquier pigmento mezclado con agua de cal, y se elabora el dibujo hasta el grado de detalle oportuno. Al aplicar la última capa de argamasa, se irá obliterando el dibujo sección a sección, pero este dibujo preliminar completo es necesario.

La capa final, o intónaco, suele componerse de 1 parte de arena fina y gravilla de mármol y una parte de cal.

En el fresco terminado, los colores son muy similares a los pigmentos secos originales, pero el blanco brillante de la pared encalada, da luminosidad.

La capa fina de argamasa, sobre la que se pinta, se aplica encima del dibujo preliminar, en secciones limitadas por la cantidad de pintura que se puede ejecutar por jornada de trabajo. Una vez terminado el trabajo del día hay que recortar y desprender cuidadosamente el exceso de argamasa, es decir, lo que quede sin pintar de la capa superior, procurando hacer cortes biselados para facilitar la aplicación de una juntura invisible al día siguiente.

 El trabajo se empieza siempre por la esquina superior izquierda, para evitar salpicar o estropear lo que está pintado al ir progresando en las siguientes secciones.

Por lo tanto, se cree que el Pantocrator fue la primera escena realizada y después los Santos realizados de dos en dos. Como se ha explicado anteriormente, han podido estar  definidos a seco al ser las jornadas tan grandes o retocado en intervenciones posteriores a la realización de los frescos, ya que se ven pinceladas sobre la superficie.

 

SEGOVIA,  AGOSTO DEL 2002

 

 

GRAZIANO PANZIERI 

                               MARÍA M. GARCÍA PÉREZ MÍNGUEZ

 

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